Biofirmas en Marte: el róver Perseverance de la NASA encuentra posibles rastros de vida en en el cráter Jezero

Científicos de la NASA han identificado en el cráter Jezero señales químicas que podrían ser huellas de antigua actividad microbiana. El hallazgo, publicado en Nature, abre un nuevo capítulo en la búsqueda de vida en Marte.

Por Enrique Coperías

El róver Perseverance de la NASA se tomó esta “selfie” el 23 de julio de 2024, durante el sol 1.218 de su misión en Marte.

El róver Perseverance de la NASA se tomó esta “selfie” el 23 de julio de 2024, durante el sol 1.218 de su misión en Marte. A su izquierda aparece la roca en forma de punta de flecha apodada Cheyava Falls, que podría conservar pistas sobre la posible existencia de vida microscópica en el pasado del planeta. El pequeño orificio oscuro en la roca marca el lugar donde el róver extrajo un núcleo ahora almacenado en su interior, mientras que la mancha blanca a la derecha corresponde al área pulida con su herramienta de abrasión para analizar la composición de la muestra. Cortesía: NASA/JPL-Caltech/MSSS

Cuando en febrero de 2021 el róver Perseverance de la NASA aterrizó con éxito en el cráter Jezero, el mundo científico contuvo la respiración. No se trataba de una misión cualquiera: este vehículo, el más sofisticado jamás enviado al planeta rojo, se diseñó con una meta clara y ambiciosa, casi existencial: averiguar si alguna vez hubo vida en Marte.

El lugar de aterrizaje fue escogido tras años de estudio. Las imágenes orbitales mostraban que Jezero, un cráter de 45 kilómetros de diámetro, fue en el pasado un lago alimentado por ríos que desembocaban desde un valle. Allí, agua, minerales y sedimentos se mezclaron durante millones de años para crear un entorno muy similar a los lagos que en la Tierra suelen albergar vida microbiana.

A lo largo de más de tres años, Perseverance ha explorado dunas, colinas y antiguos deltas de río en busca de pistas. Ahora, los resultados publicados en la revista Nature representan el indicio más sólido hasta la fecha: la identificación de minerales asociados a compuestos orgánicos en la formación Bright Angel, una zona sedimentaria del valle Neretva Vallis.

«Lo más cerca que hemos estado de descubrir vida en Marte»

Los hallazgos del róver han generado expectación mundial. El administrador interino de la NASA, Sean Duffy, lo ha expresado con claridad meridiana en un comunicado de la NASA:

«Este hallazgo de Perseverance, una misión lanzada durante el primer mandato del presidente Trump, es lo más cerca que hemos estado de descubrir vida en Marte. La identificación de una posible biofirma en el planeta rojo es un descubrimiento revolucionario, que mejorará nuestra comprensión de Marte».

Con estas palabras, Duffy subrayaba no solo la importancia científica, sino también el impacto histórico de lo encontrado en Jezero.

El papel del róver Perseverance en la misión Mars 2020

El róver Perseverance forma parte de la misión Mars 2020, que constituye la primera fase de un proyecto internacional sin precedentes: traer muestras de Marte a la Tierra. A diferencia de misiones anteriores —como la Curiosity—, este vehículo no se limita a analizar rocas con sus propios instrumentos. Perseverance está perforando núcleos de roca, sellándolos en tubos estériles y dejándolos almacenados para que en la próxima década una misión conjunta de la NASA y la ESA los recoja y los traiga a la Tierra.

Entre esos núcleos destaca Sapphire Canyon, extraído en julio de 2024 de una roca llamada Cheyava Falls. Es la muestra que más expectativa genera, porque contiene lo que los investigadores denominan una posible biofirma, es decir, una señal que podría tener origen biológico, aunque todavía es necesario demostrarlo.

«Este hallazgo es el resultado directo del esfuerzo de la NASA para planificar, desarrollar y ejecutar estratégicamente una misión capaz de ofrecer exactamente este tipo de ciencia: la identificación de una posible biofirma en Marte», dice Nicky Fox, administradora asociada de la Dirección de Misiones Científicas.

Al analizar la roca Cheyava Falls, de un metro por 60 centímetros y con forma de punta de flecha, el róver Perseverance detectó manchas de colores que podrían haber sido dejadas por microbios al aprovechar carbono orgánico, azufre y fósforo.

Al analizar la roca Cheyava Falls, de un metro por 60 centímetros y con forma de punta de flecha, el róver Perseverance detectó manchas de colores que podrían haber sido dejadas por microbios al aprovechar carbono orgánico, azufre y fósforo. Cortesía: NASA/JPL-Caltech/MSSS

La formación Bright Angel: un entorno acuoso y dinámico

La formación Bright Angel es un conjunto de afloramientos de aspecto claro situados en los bordes del valle Neretva Vallis. Allí, las cámaras y sensores del róver han observado capas de barro petrificado, conglomerados de cantos rodados y sedimentos estratificados, todos ellos vestigios de un antiguo sistema fluvial que desembocaba en Jezero.

En este entorno, los instrumentos más avanzados del Perseverance —entre ellos, el espectrómetro de fluorescencia de rayos X PIXL y el espectrómetro Raman SHERLOC— se centraron en varias rocas, incluida la mencionada Cheyava Falls. Fue allí donde el equipo de la NASA encontró señales inequívocas de carbono orgánico junto con minerales de hierro, fósforo y azufre.

La combinación no pasó desapercibida. Según Joel Hurowitz, investigador principal del estudio y profesor en la Universidad de Stony Brook:

«La combinación de compuestos químicos que encontramos en la formación Bright Angel podría haber sido una abundante fuente de energía para los metabolismos microbianos. Pero el hecho de que viéramos todas estas firmas químicas tan convincentes en los datos no significaba que dispusiéramos de una biofirma potencial. Necesitábamos analizar lo que podrían significar esos datos”».

Señales químicas: nodulillos y manchas de leopardo

Como señalan los miembros de la misión Perseverance, quizá los hallazgos más sorprendentes son las estructuras microscópicas observadas en las rocas:

✅ Nódulos diminutos, apodados semillas de amapola, ricos en hierro y fósforo. Los análisis sugieren que están compuestos de vivianita, un fosfato ferroso que en la Tierra suele formarse en ambientes acuáticos ricos en materia orgánica en descomposición.

✅ Manchas de leopardo, esferas oscuras rodeadas por halos más claros que contienen greigita, un sulfuro de hierro. En nuestro planeta, este mineral puede generarse gracias a la acción de bacterias que utilizan el azufre en su metabolismo.

Los investigadores interpretan que estas estructuras se formaron mediante reacciones redox —procesos de transferencia de electrones— entre el sedimento y la materia orgánica. Este tipo de reacciones son, precisamente, la base de muchos metabolismos microbianos en nuestro planeta.

¿Señales de vida o procesos químicos?

El dilema científico es monumental: ¿son estas señales el resultado de procesos biológicos o pueden explicarse mediante química abiótica?

En principio, los minerales podrían formarse también sin vida, bajo condiciones de alta temperatura, acidez o con catalizadores específicos. Pero las rocas de Bright Angel no muestran evidencias de esas condiciones extremas. Por eso, aunque la hipótesis abiótica sigue sobre la mesa, la explicación biológica gana peso.

«Las aseveraciones astrobiológicas, particularmente las afirmaciones relacionadas con el posible descubrimiento de vida extraterrestre del pasado, requieren una extraordinaria cantidad de evidencia —dice con cautela Katie Stack Morgan, científica del proyecto Perseverance en el JPL. Y añade—: Hacer un hallazgo tan significativo como una posible biofirma en Marte y llevarlo a una publicación revisada por pares es un paso crucial en el proceso científico porque garantiza el rigor, la validez y la importancia de nuestros resultados».

Por eso, los científicos insisten en que la única forma de confirmar será traer a la Tierra el núcleo Sapphire Canyon y analizarlo con técnicas avanzadas de laboratorio.

Ecos de la Tierra primitiva

Uno de los aspectos más llamativos es que las rocas de Bright Angel parecen ser relativamente jóvenes en comparación con otras formaciones del cráter Jezero. Hasta ahora, muchos científicos pensaban que si había señales de vida, estarían en los estratos más antiguos.

El hecho de encontrarlas en sedimentos más recientes abre una nueva posibilidad: Marte pudo haber sido habitable durante un periodo más largo de lo que se pensaba.

Esto significa que no solo las rocas viejas pueden guardar pistas. Incluso las unidades geológicas más jóvenes podrían contener registros de una biosfera marciana tardía, que persistió más tiempo en ambientes con agua líquida.

El paralelismo con nuestro planeta es inevitable. En la Tierra, en rocas de más de 3.000 millones de años, se encuentran estructuras muy similares: manchas de reducción, minerales de hierro y azufre y señales químicas interpretadas como restos de metabolismo microbiano temprano.

Si lo mismo ocurrió en Marte, estaríamos ante un paralelo astrobiológico fascinante: dos planetas vecinos que, en un pasado remoto, desarrollaron condiciones habitables y quizá formas de vida similares.

El valor de traer muestras marcianas a la Tierra

La muestra Sapphire Canyon ya está almacenada en uno de los tubos de Perseverance y se considera prioritaria para la futura campaña de retorno. Solo en laboratorios terrestres podrá estudiarse con técnicas que en Marte son imposibles: análisis isotópicos, microscopía de ultra alta resolución, espectrometría avanzada y secuencias experimentales de simulación geoquímica.

Allí será posible responder si las biofirmas potenciales son en realidad huellas de vida microbiana marciana o el resultado de procesos químicos. Como apuntan los científicos, se trata de uno de los pasos más importantes de la historia de la exploración espacial.

El hallazgo ha generado jugosos titulares de prensa, pero la comunidad científica insiste en no adelantar conclusiones. Las experiencias del pasado —como el famoso meteorito ALH 84001 en los años 90, que contenía estructuras primero interpretadas como fósiles y luego explicadas de forma geológica— obligan a ser extremadamente rigurosos.

De nuevo, Katie Stack Morgan pone la nota de equilibrio: «Aunque las explicaciones de que haya ocurrido un proceso abiótico para lo que vemos en Bright Angel son menos probables, dados los hallazgos del artículo, no podemos descartarlas».

Un paso crucial en la búsqueda de vida extraterrestre

El artículo en Nature no es aún la prueba definitiva de vida en Marte, pero sí un indicio poderoso. En la Tierra, la íntima asociación entre materia orgánica, hierro, fósforo y azufre suele deberse a procesos biológicos. En Marte, podría ser lo mismo… o no.

Lo cierto es que este descubrimiento confirma que Marte fue habitable, que el cráter Jezero es un archivo geológico de incalculable valor y que, con cada muestra recogida, estamos más cerca de responder a la gran pregunta: ¿estamos solos en el universo? ▪️

Biofirmas en Marte: Preguntas & Respuestas

👽 ¿Qué ha descubierto el róver Perseverance en el cráter Jezero?
Ha encontrado minerales asociados a materia orgánica en la roca Cheyava Falls, una posible biofirma de vida microbiana pasada.

👽 ¿Qué es una biofirma en Marte?
Es una señal química, mineral o estructural que podría tener origen biológico, aunque aún necesita confirmación.

👽 ¿Por qué es importante la muestra Sapphire Canyon?
Este núcleo extraído por Perseverance podría contener las pruebas más sólidas de vida en Marte y será analizado en la Tierra.

👽 ¿Cuándo sabremos si hubo vida en Marte?
Cuando la NASA y la ESA traigan las muestras del cráter Jezero a la Tierra, previsto para la década de 2030.

👽 ¿Qué significa que el cráter Jezero fuera habitable?
Que tuvo agua, minerales y condiciones químicas que podrían haber sostenido vida microbiana en el pasado.

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