Beneficios del mango para la salud cardiovascular en mujeres posmenopáusicas

Comer esta fruta a diario puede reducir la presión arterial y el colesterol, según un nuevo estudio.

Por Enrique Coperías

Una mujer posmenopáusica disfruta de un mango fresco, una fruta que, según un estudio de la Universidad de California, en Davis, puede ayudar a reducir la presión arterial y el colesterol tras solo dos semanas de consumo diario. Imagen generada con DALL-E

La menopausia afecta a casi 4 millones de españolas de edades comprendidas entre los 45 y los 55 años, y cada año alrededor de 1,3 millones de mujeres en Estados Unidos ingresan en esta etapa de la vida en la que el riesgo de enfermedades cardiovasculares aumenta de forma considerable.

De hecho, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad entre las mujeres españolas: tres de cada diez fallecimientos que se producen en la población femenina de nuestro país están directamente relacionados con la salud del corazón, según la Fundación Española del Corazón.

Diversos estudios apuntan a que casi la mitad de las mujeres estadounidenses se ven afectadas por dolencias del corazón a lo largo de su vida. Teniendo en cuenta que las mujeres pueden pasar hasta el 40% de sus años en etapa posmenopáusica, encontrar estrategias simples y efectivas para cuidar la salud cardiovascular se vuelve un objetivo nada baladí.

Una de esas estratagemas cardiosaludables podría estar más cerca —y ser más sabrosa— de lo que imaginamos. Un estudio reciente, realizado por investigadores de la Universidad de California en Davis, en Estados Unidos, y publicado en el Journal of the American Nutrition Association, sugiere que el mango, esa fruta tropical de sabor dulce y textura suave, podría ofrecer beneficios tangibles en la salud cardiometabólica de mujeres posmenopáusicas, incluso tras un consumo a corto plazo.

El experimento: mango todos los días durante dos semanas

La investigación se centró en un grupo de veinticuatro mujeres sanas, con edades comprendidas entre los 50 y los 70 años, todas con sobrepeso u obesidad (índice de masa corporal entre 25 y 40). A lo largo de dos semanas, estas mujeres consumieron diariamente 330 gramos de pulpa de mango Ataulfo, una variedad procedente de Chiapas (México), repartidos en dos porciones.

Antes de comenzar, todas las participantes debieron abstenerse de consumir mangos durante al menos una semana.

El diseño del estudio incluyó tres visitas al laboratorio:

🧪 Una inicial para establecer valores de referencia (presión arterial, glucosa en ayunas, colesterol, entre otros).

🧪 Una segunda en la que se inició el consumo de dos raciones de mango cada día.

🧪 Una tercera después de dos semanas de ingesta diaria de mango.

En cada sesión se repitieron las pruebas en ayunas y dos horas después del consumo de alimentos.

El objetivo principal del estudio era evaluar si este consumo breve de mango podía afectar a la función microvascular, pero los hallazgos más destacados se dieron en otros frentes igual de relevantes.

Beneficios medibles en poco tiempo

Según los resultados publicados, tras catorce días de consumo diario de mango se observaron reducciones significativas en varios indicadores cardiometabólicos clave:

✅ La presión arterial sistólica en posición supina (es decir, con las participantes tumbadas) descendió en promedio 6,3 mmHg dos horas después de ingerir mango. La presión arterial media también bajó en 2,3 mmHg.

✅ El colesterol total en ayunas se redujo en 12,9 mg/dL y el colesterol LDL o malo, en 12,6 mg/dL, ambos con significancia estadística.

✅ Aunque no se observaron cambios significativos en la función microvascular medida con tonometría arterial, sí hubo disminuciones relevantes en el índice de augmentación (AI), que está relacionado con la rigidez arterial.

«Las mujeres posmenopáusicas se enfrentan a cambios metabólicos específicos que pueden aumentar su riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares —dice la doctora Roberta Holt, investigadora asociada de la Universidad de California en Davis, y coautora del estudio. Y añade—: Estos hallazgos ayudan a identificar estrategias dietéticas dirigidas, como el consumo diario de mango fresco, para apoyar a la salud cardiovascular y posiblemente reducir el riesgo de padecer enfermedades crónicas».

El consumo diario de mango puede ofrecer beneficios reales para la salud cardiovascular y metabólica en mujeres posmenopáusicas

El consumo diario de mango puede ofrecer beneficios reales para la salud cardiovascular y metabólica en mujeres posmenopáusicas, al asociarse con una reducción de la presión arterial, menor colesterol total y LDL, y una mejor respuesta glucémica tras las comidas. Foto: Phoenix Han

¿Por qué el mango es bueno para el corazón?

El mango no solo ofrece dulzor natural, sino también una combinación de compuestos bioactivos que parecen tener efectos positivos sobre el metabolismo. La variedad Ataulfo utilizada en este estudio destaca por su alta concentración de polifenoles; carotenoides, como el beta-caroteno; fibra soluble; vitamina C y potasio. Estos compuestos se asocian con beneficios en:

Reducción de la inflamación.

Mejora del perfil lipídico (colesterol).

Control de la glucosa en sangre.

Regulación de la presión arterial.

La inclusión de mango en la dieta de las participantes también se tradujo en una mejora en la calidad nutricional general: aumentó la ingesta de fibra soluble y micronutrientes clave, mientras que se redujo el consumo de almidones y azúcares añadidos.

«Factores de riesgo como la hipertensión y el colesterol no saludable son contribuyentes clave en la enfermedad cardiovascular, pero una dieta rica en nutrientes, que incluya frutas frescas como el mango, ha demostrado durante mucho tiempo ayudar a reducir esos riesgos —sostiene la doctora Holt. Y añade—: Este estudio demuestra que incluso los cambios a corto plazo, como comer mango fresco a diario, pueden tener un impacto medible en el riesgo de enfermedades crónicas en ciertas poblaciones».

Efectos del mango en la glucosa: comparación con pan blanco

Uno de los hallazgos más interesantes surgió de un subestudio complementario con seis participantes. En esta fase, se comparó el efecto postprandial (después de comer) de ingerir mango frente a una porción calóricamente equivalente de pan blanco. Los resultados fueron convincentes:

🥭 Los niveles de glucosa en sangre aumentaron tras el consumo de ambos alimentos, pero mucho menos con el mango.

🥭 Los valores de insulina se elevaron a la hora de consumir mango y luego disminuyeron, mientras que tras comer pan blanco se mantuvieron elevados durante más tiempo.

Estas respuestas sugieren que el mango podría tener un efecto modulador sobre la absorción de glucosa y la secreción de insulina, un aspecto clave en la prevención de la diabetes de tipo 2.

El mango, una fruta rica en antioxidantes como polifenoles, beta-caroteno y fibra soluble, aporta vitamina C, potasio y otros nutrientes clave que favorecen la reducción de la inflamación y el control del colesterol y la glucosa.

El mango, una fruta rica en antioxidantes como polifenoles, beta-caroteno y fibra soluble, aporta vitamina C, potasio y otros nutrientes clave que favorecen la reducción de la inflamación, el control del colesterol y la glucosa, y la regulación de la presión arterial. Cortesía: National Mango Board

¿Por qué es importante este hallazgo para las mujeres posmenopáusicas?

La elección de mujeres posmenopáusicas no fue casual. Durante la transición hormonal del climaterio, la disminución de estrógenos puede conducir a un perfil lipídico más desfavorable, mayor acumulación de grasa abdominal y un aumento de la presión arterial, todo lo cual incrementa el riesgo cardiovascular. A esto se suma que muchas mujeres no presentan síntomas visibles hasta que la enfermedad está avanzada.

Es por ello que estrategias sencillas y sostenibles, como el consumo diario de frutas específicas, pueden ser una herramienta útil en la prevención.

“Estos resultados se suman a la creciente evidencia de que el mango puede favorecer tanto la salud cardiovascular como la salud metabólica —afirma la doctora Holt. Y continúa—: Para las mujeres posmenopáusicas —y para muchos ciudadanos preocupados por su salud cardiometabólica— el mango ofrece una forma naturalmente dulce y densa en nutrientes de mejorar los resultados de salud».

Un paso inicial, pero prometedor

Si bien los efectos observados son significativos, los autores del estudio también señalan sus limitaciones. El periodo de intervención fue breve (dos semanas), el tamaño de muestra resultó ser relativamente pequeño y la cantidad de mango consumida diariamente fue superior a la que suele encontrarse en las dietas estadounidenses promedio (unos 90 gramos por día en adultos mayores, frente a los 330 g del estudio).

Aun así, como prueba de concepto, los resultados sientan una base sólida para investigaciones más amplias. Además, otros estudios anteriores han reportado efectos similares con consumos prolongados de mango, tanto en presión arterial como en marcadores inflamatorios y glucemia.

Aunque falta camino por recorrer para establecer recomendaciones clínicas definitivas, este estudio ofrece razones convincentes para considerar al mango como algo más que una fruta sabrosa. En mujeres posmenopáusicas, su consumo diario —incluso a corto plazo— parece tener un efecto beneficioso sobre la presión arterial, el colesterol y la regulación del azúcar en sangre.

En un contexto donde la prevención se vuelve clave y las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en mujeres, sumar una porción de mango al día podría ser una forma sencilla, placentera y natural de proteger el corazón.

«El mango representa una estrategia alimentaria accesible y eficaz para mejorar la salud cardiometabólica. Y lo mejor de todo es que sabe delicioso», concluye la doctora Holt.

  • Información facilitada por Wild Hive

  • Fuente: Holt, R. R., Ho, E., Li, X., Fam, V. W., Hedayati, N., Keen, C. L., Hackman, R. M. Short-Term Cardiometabolic Response to Mango Intake in Postmenopausal Women. Journal of the American Nutrition Association (2025) DOI: https://doi.org/10.1080/27697061.2025.2478937

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