Cómo saber si estás envejeciendo más rápido: una resonancia cerebral podría tener la respuesta
¿Se puede saber si estamos envejeciendo más rápido que otras personas de nuestra edad? Un equipo de científicos internacionales dice que sí. Y lo más sorprendente: se puede averiguar con solo una resonancia magnética cerebral.
Por Enrique Coperías
¿Te imaginas una herramienta capaz de medir cómo de rápido estás envejeciendo… mientras aún estás sano? A partir de una sola resonancia magnética del cerebro, científicos pueden calcular tu ritmo de envejecimiento y predecir el riesgo de demencia o discapacidad años antes de que aparezcan los síntomas. Crédito: Ethan Whitman / Universidad Duke
En cualquier reunión de antiguos alumnos del instituto, hay una realidad que salta a la vista: algunas personas envejecen con más gracia que otras. Mientras algunos mantienen la agilidad mental y física al llegar a la madurez, otros comienzan a sentirse frágiles y olvidadizos antes de lo esperado. ¿Por qué ocurre esto? ¿Se puede medir cuán rápido estamos envejeciendo, incluso antes de notar síntomas?
Un equipo internacional de científicos cree que sí. Investigadores de las universidades estadounidenses Duke y Harvard y la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, han desarrollado una herramienta gratuita capaz de calcular la velocidad del envejecimiento de una persona a partir de una única imagen cerebral de resonancia magnética.
La herramienta ha sido bautizada como DunedinPACNI, y sus resultados, publicados en la prestigiosa revista Nature Aging, podrían cambiar la forma en que la medicina aborda el envejecimiento y la prevención de enfermedades crónicas.
¿Qué es DunedinPACNI y cómo funciona?
«La forma en que envejecemos a medida que cumplimos años es bastante distinta al número de veces que hemos viajado alrededor del Sol”, explica Ahmad Hariri, profesor de Psicología y Neurociencia en la Universidad de Duke y uno de los autores del estudio, echando mano de una metáfora astronómica para diferenciar entre la edad cronológica y la edad biológica. Y añde—: Lo que realmente resulta increíble de esto es que hemos captado la velocidad de envejecimiento usando datos recogidos en la mediana edad, y nos está ayudando a predecir el diagnóstico de demencia entre personas mucho mayores».
DunedinPACNI fue entrenada utilizando datos del célebre Estudio Dunedin, una investigación longitudinal que sigue desde hace más de cincuenta años a 1.037 personas nacidas en 1972 y 1973 en la ciudad de Dunedin, en Nueva Zelanda. A lo largo de sus vidas, los participantes han sido evaluados regularmente en una amplia gama de parámetros de salud: desde la presión arterial, las funciones renal y pulmonar, los niveles de glucosa y colesterol y la masa corporal hasta la salud bucal, incluidas las caries.
Esta batería de indicadores de salud permitió a los investigadores calcular la velocidad biológica de envejecimiento de cada persona a lo largo de dos décadas.
Luego, aplicaron esta información a imágenes cerebrales obtenidas por resonancia magnética a los 45 años. Con 315 medidas estructurales del cerebro, como el grosor cortical, el volumen de sustancia gris, la relación entre materia blanca y gris y el volumen del hipocampo, entrenaron un algoritmo para predecir esa velocidad de envejecimiento.
Así nació DunedinPACNI: un índice que estima, a partir de una sola imagen, cuánto está envejeciendo todo el cuerpo de una persona, no solo su cerebro.
«El reto era desarrollar una medida del envejecimiento que no estuviera influida por factores históricos o ambientales específicos de una generación, como la exposición al plomo y al humo del tabaco», señala Hariri.
Las personas con puntuaciones altas en la nueva herramienta DunedinPACNI mostraban hasta un 60% más de probabilidad de desarrollar demencia y sufrían un declive cognitivo más temprano, como problemas de memoria y razonamiento, que los otros participantes en el estudio. Foto: Alpay Tonga
Un reloj que marca algo más que el paso del tiempo
Con esta herramienta, los investigadores analizaron datos de resonancia magnética cerebral de más de 50.000 personas procedentes de bases como el UK Biobank del Reino Unido), el ADNI de Estados Unidos, el HCP y la red latinoamericana BrainLat.
Los hallazgos fueron muy interesantes: quienes tenían una puntuación alta de DunedinPACNI, que indica un envejecimiento acelerado, tendían a tener peores resultados en pruebas cognitivas, mostraban mayor atrofia del hipocampo (una región clave para la memoria) y presentaban un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas.
En uno de los análisis más llamativos, se observaron las resonancias de 624 personas de entre 52 y 89 años del estudio ADNI (The Alzheimer’s Disease Neuroimaging Initiative). Quienes tenían las puntuaciones más altas en DunedinPACNI al ingresar al estudio fueron un 60% más propensos a desarrollar demencia en los años siguientes, y presentaban problemas de memoria y pensamiento antes que aquellos con puntuaciones más bajas.
«Cuando vimos los resultados por primera vez, nos quedamos literalmente boquiabiertos», recuerda Hariri.
Más allá del cerebro: una ventana a la salud integral
Lo sorprendente de DunedinPACNI no es solo su capacidad para anticipar deterioro cognitivo. También predice de forma eficaz el deterioro físico. Las personas con puntuaciones altas:
✅ Presentaban una mayor fragilidad física y menor fuerza muscular.
✅ Sufrían más enfermedades crónicas, como infartos, ictus y EPOC.
✅ Tenían una probabilidad un 18% mayor de ser diagnosticadas con una enfermedad crónica en los siguientes años.
✅ Mostraban un 40% más de riesgo de morir en el mismo periodo respecto a las personas que envejecían más lentamente.
«El vínculo entre el envejecimiento del cerebro y el del cuerpo es realmente poderoso», afirma Hariri.
Además, la herramienta demostró ser robusta en distintos grupos demográficos. La relación entre velocidad de envejecimiento y deterioro cognitivo se mantuvo tanto en personas blancas de altos ingresos como en participantes no blancos o de bajos recursos del Reino Unido, e incluso en una muestra de adultos de Argentina, Chile, Colombia, México y Perú.
«Parece que la herramienta está capturando algo que se refleja en todos los cerebros», afirma Hariri.
Un aliado frente a las enfermedades del siglo XXI
A medida que la humanidad vive más años, el desafío del envejecimiento saludable se vuelve cada vez más urgente. Para 2050, se estima que una de cada cuatro personas en el mundo tendrá más de 65 años. Y con ello, aumentará también la carga de enfermedades relacionadas con la edad, especialmente la demencia, que ya representa uno de los mayores desafíos sanitarios y económicos.
En 2020, el coste global del cuidado del alzhéimer alcanzó 1,33 billones de dólares. Se proyecta que esa cifra podría ascender hasta los 9,1 billones en 2050, una cifra similar o superior al gasto mundial en enfermedades respiratorias o diabetes.
Los tratamientos actuales para el alzhéimer apenas logran aliviar síntomas, pero no detienen ni revierten el proceso. Una razón de este fracaso podría ser el diagnóstico tardío, cuando el daño cerebral ya es irreversible.
Como resume Hariri, «los fármacos no pueden resucitar un cerebro que está muriendo».
Ahí es donde herramientas como DunedinPACNI podrían marcar la diferencia, al detectar a tiempo a las personas en riesgo de padecer el alzhéimer y permitir intervenciones preventivas antes de que el daño se consolide. «Podría ayudarnos a evaluar terapias antienvejecimiento sin tener que esperar décadas para saber si funcionan», destaca Hariri.
Una herramienta científica con vocación práctica
Ethan Whitman, autor principal del estudio y doctorando en Psicología Clínica en Duke, cree que DunedinPACNI también será útil para entender por qué algunas personas envejecen más rápido, en función de factores como la salud mental, el sueño y el estilo de vida.
«Realmente creemos que puede convertirse en una herramienta clave para predecir enfermedades, especialmente el alzhéimer y otras demencias», señala Whitman.
Aunque de momento DunedinPACNI es una herramienta de investigación, sus creadores ya han liberado el código fuente del algoritmo para que cualquier equipo con acceso a imágenes de resonancia magnética cerebral pueda aplicarlo.
Y tiene ventajas claras frente a otros relojes biológicos, como los basados en análisis de sangre y marcadores epigenéticos. Según Whitman, el DunedinPACNI ofrece una visión más directa y visual de los cambios en el cuerpo, y puede ser especialmente útil para estudios que ya disponen de datos de resonancia magnética cerebral, pero no de muestras biológicas.
Un mapa global del envejecimiento
Más allá de su precisión matemática, DunedinPACNI también refleja una dimensión humana del envejecimiento. En los estudios con los participantes del Estudio Dunedin, quienes envejecían más rápido no solo tenían peores marcadores de salud física y cognitiva: también parecían más viejos según sus familiares, investigadores e incluso ellos mismos.
En otras palabras: envejecer más rápido no solo se nota en el cuerpo o en el laboratorio. También se ve en el espejo.
Una de las fortalezas del estudio fue haber probado la herramienta en múltiples contextos y zonas geográficas. Los investigadores incluyeron juestras de países latinoamericanos (Argentina, Chile, Colombia, México, Perú), tradicionalmente subrepresentados en la investigación biomédica. «Los resultados en América Latina fueron igual de sólidos: el DunedinPACNI pudo diferenciar con precisión entre personas sanas y pacientes con alzhéimer o demencia frontotemporal», afirman los autores.
Esto refuerza su potencial como un marcador universal del envejecimiento, útil tanto en contextos clínicos como en entornos con menos recursos.
¿Una nueva era en la predicción del envejecimiento?
Aunque aún queda camino por recorrer para integrar DunedinPACNI en la práctica médica, su desarrollo representa un gran paso hacia una medicina más preventiva, personalizada y proactiva. Si se integra a la práctica clínica, esta herramienta podría permitir:
✅ Identificar a tiempo a personas en riesgo.
✅ Prevenir enfermedades antes de que aparezcan.
✅ Mejorar la calidad de vida en la vejez.
«Necesitamos herramientas que nos ayuden a monitorear el envejecimiento de manera precisa —dice Hariri—. Esta es una de las más prometedoras».
Y tal vez, en un futuro no tan lejano, una simple imagen del cerebro pueda decirnos mucho más de lo que imaginábamos. No solo cómo estamos hoy, sino cómo estaremos dentro de diez o veinte años. Y, sobre todo, qué podemos hacer al respecto. ▪️
Información facilitada por la Universidad Duke
Fuente: Whitman, E. T., Elliott, M. L., Knodt, A. R. et al. DunedinPACNI estimates the longitudinal Pace of Aging from a single brain image to track health and disease. Nature Aging (2025). DOI: https://doi.org/10.1038/s43587-025-00897-z