La acidificación de los océanos podría «dejar sin dientes» a los tiburones
Los reyes del océano podrían perder su arma más letal. Un estudio advierte de que la acidificación de los mares, debido a las emisiones humanas, amenaza con desgastar los dientes de los tiburones, un talón de Aquiles para los superdepredadores más antiguos del planeta.
Por Enrique Coperías
Un enemigo invisible amenaza a los tiburones: la acidificación de los océanos, provocada por el exceso de CO₂ atmosférico. Un nuevo estudio advierte que este proceso químico debilita la estructura de sus colmillos, poniendo en riesgo su eficacia como cazadores y el equilibrio de la vida marina. Foto: Marcelo Cidrack
Los tiburones llevan más de 400 millones de años surcando los mares. Han sobrevivido a cinco grandes extinciones, a cambios climáticos extremos y a la transformación completa de los océanos en los que viven.
Su imagen de depredadores implacables se asocia a su arma más temida: los dientes de tiburón. Afilados como cuchillos, abundantes y en constante reemplazo, son herramientas de precisión diseñadas durante millones de años de evolución para desgarrar carne y asegurar su papel como superpredadores marinos.
Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que estos formidables colmillos tienen un punto débil inesperado: la acidificación de los océanos, un proceso silencioso pero implacable impulsado por nuestras emisiones de dióxido de carbono. Bajo escenarios futuros, los dientes de tiburón podrían volverse más frágiles, quebradizos y menos eficaces para cazar. En otras palabras, la mayor fortaleza de los escualos podría convertirse en su talón de Aquiles.
Un arma afilada, pero vulnerable
«Los dientes de tiburón, pese a estar compuestos de fosfatos altamente mineralizados, siguen siendo vulnerables a la corrosión bajo escenarios futuros de acidificación oceánica», explica Maximilian Baum, biólogo de la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf, en Alemania, y primer autor del estudio publicado en Frontiers in Marine Science.
En palabras de Baum, «estamos ante unas armas altamente desarrolladas para cortar carne, pero no para resistir el ácido oceánico. Nuestros resultados muestran lo vulnerables que pueden ser a este fenómeno incluso las herramientas más afiladas de la naturaleza».
Hasta ahora, muchos expertos pensaban que los dientes de tiburón estaban relativamente a salvo de la acidificación de los océanos, porque están compuestos de fluorapatita, un mineral más resistente que el carbonato cálcico que forma conchas y corales. Pero el trabajo de Baum y sus colegas demuestra lo contrario: incluso estos materiales ceden cuando el agua se vuelve demasiado ácida.
Qué es la acidificación oceánica
Actualmente, el pH del océano es de 8,1. Puede parecer un número estable, pero la escala de pH es logarítmica: una caída de unas pocas décimas significa un aumento muy considerable en el nivel de acidez. Según las proyecciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), si las emisiones de CO₂ continúan al ritmo actual, el pH podría descender hasta 7,3 en el año 2300. Eso haría que los océanos se volvieran casi diez veces más ácidos que en la actualidad.
Baum y su equipo quisieron poner a prueba este indeseable escenario. Para ello, recolectaron más de seiscientos dientes de tiburón que los tiburones punta negra (Carcharhinus melanopterus) habían perdido de forma natural en el acuario Sealife Oberhausen, en Alemania. Este proceso de sustitución es constante en los tiburones: cada pocos días o semanas, dependiendo de la especie, un diente se desprende y otro emerge para ocupar su lugar.
De esas seiscientas piezas dentales, seleccionaron dieciséis dientes intactos para incubarlos durante ocho semanas en acuarios con agua a pH 7,3 y 8,2 (el valor actual natural). Otros 36 dientes se usaron para comparar cambios en la circunferencia antes y después de la incubación.
Lo que observaron sorprendió incluso a los propios investigadores: los dientes de tiburón expuestos al agua más ácida mostraron grietas, agujeros, corrosión en la raíz y degradación estructural visible. En las imágenes de microscopía electrónica, las superficies parecían más irregulares, como si se hubieran desgastado a causa de mordiscos invisibles.
Imagen microscópica de un diente de tiburón dañado tras permanecer ocho semanas en agua con un pH de 7,3. Cortesía: Baum et al., 2025.
Las consecuencias: daños de la raíz a la corona
«El daño fue evidente en todas las partes del diente, desde la raíz hasta la corona”, señala Baum. La raíz, compuesta por dentina más porosa, resultó especialmente vulnerable, con un 8,2 % de su superficie corroída en el agua ácida frente al 5,3 % en el agua normal.
La circunferencia aparente de los dientes también aumentó en las condiciones de bajo pH. No porque crecieran realmente, sino porque el desgaste y la rugosidad hacían que se vieran más grandes en las imágenes bidimensionales.
A primera vista, podría pensarse que más irregularidades podrían ayudar a desgarrar carne con mayor eficacia. Pero los investigadores advierten de que estas microfracturas también vuelven al diente más frágil y propenso a romperse. Y un colmillo quebradizo es un problema serio para un depredador marino que depende de él en cada cacería.
Un descubrimiento que nace de la curiosidad
Este trabajo tiene además una historia curiosa detrás. Según explica Sebastian Fraune, profesor de Zoología en la Universidad Heinrich Heine y autor sénior del estudio, todo comenzó como un proyecto de grado.
«Este estudio empezó como un trabajo de licenciatura y acabó convertido en una publicación revisada por pares. Es un gran ejemplo del potencial de la investigación estudiantil. La curiosidad y la iniciativa pueden encender descubrimientos científicos reales», asegura Fraune.
Este zoólogo no quiere dejar pasar por alto la importancia de haber trabajado con dientes desprendidos de forma natural, sin necesidad de dañar a los animales. «Observamos daños visibles en la superficie, como grietas y agujeros, además de un aumento de la corrosión de la raíz y de la degradación estructural», resume Fraune en un comunicado de Frontiers.
La regeneración no es suficiente
Una de las bazas evolutivas de los tiburones es su capacidad para regenerar sus piezas dentales. Mientras que nosotros dependemos de dos juegos dentales para toda la vida, los tiburones pueden llegar a producir decenas de miles de dientes a lo largo de su existencia.
¿No bastaría esto para compensar el desgaste extra causado por la acidificación del agua? Los investigadores creen que no necesariamente. Los motivios:
En primer lugar, porque el reemplazo de dientes consume energía, y en un océano más cálido y ácido, los tiburones ya estarán sometidos a estrés metabólico.
✅ Aunque un diente dañado pueda ser sustituido pronto, durante ese intervalo el animal podría ver comprometida su eficacia de caza.
✅ En especies con ciclos de recambio dental más lentos, los daños acumulados podrían tener consecuencias más graves.
«En tiburones vivos, la situación puede ser más complej — admite Fraune—. Podrían remineralizar o reemplazar dientes dañados más rápido, pero los costes energéticos de hacerlo serían quizá más altos en aguas acidificadas».
Una boca siempre abierta al riesgo
El problema se agrava por la fisiología de los tiburones de arrecife. Estos animales respiran pasivamente: para oxigenarse deben nadar siempre con la boca abierta, lo que significa que sus dientes están en contacto constante con el agua de mar.
A diferencia de los seres humanos, cuyos dientes están parcialmente protegidos por encías y saliva, los tiburones no tienen ese escudo.
«Esto significa que si el agua se vuelve demasiado ácida, los dientes reciben el impacto directo de forma continua —explica Baum—. Incluso caídas moderadas del pH podrían afectar a especies más sensibles con ciclos de reemplazo dentario lentos o provocar impactos acumulativos a lo largo del tiempo. Mantener el pH oceánico cerca del promedio actual de 8,1 podría ser crítico para la integridad física de las herramientas de los depredadores marinos».
Tiburón punta negra en el acuario Sealife Oberhausen, donde se recolectaron los dientes utilizados en el estudio. Créditos: Max Baum.
Más allá de los tiburones: un problema global
Aunque los investigadores insisten en que este estudio solo exploró los efectos químicos en dientes no vivos –es decir, sin tener en cuenta posibles mecanismos de defensa fisiológicos–, los resultados son preocupantes. «El daño microscópico puede ser suficiente para representar un problema serio en animales que dependen de sus dientes para sobrevivir», advierte Baum.
Y las implicaciones van más allá de los tiburones. «Es un recordatorio de que los impactos del cambio climático se extienden en cascada a través de toda la red alimentaria y los ecosistemas», concluye el biólogo.
Los tiburones, como depredadores del más alto nivel, cumplen un papel esencial en el control de las poblaciones de peces y en la salud de los ecosistemas marinos. Si pierden eficacia como cazadores, los efectos podrían desbordarse por toda la cadena trófica.
Proteger a los tiburones es proteger a los océanos
En palabras de Baum, este estudio no dicta el destino de los tiburones, pero sí lanza una advertencia clara. La acidificación oceánica no solo amenaza a los corales y los moluscos: también puede afectar a los grandes depredadores que dependen de estructuras mineralizadas. Lo que parecía indestructible, los dientes de tiburón, puede desgastarse.
«Este trabajo nos recuerda que incluso los organismos más formidables de la naturaleza tienen puntos débiles frente a las alteraciones que provocamos en el planeta», resume Fraune.
El mensaje de fondo es contundente: la química de los océanos está cambiando y con ella la base de la vida marina. Si queremos que los tiburones sigan cumpliendo su papel como guardianes de los ecosistemas, es crucial reducir las emisiones de CO₂ y frenar la acidificación del océano. De lo contrario, el futuro podría traer océanos con tiburones menos eficaces, ecosistemas desequilibrados y un mar mucho más pobre. ▪️
Tiburones y acidificación oceánica: Preguntas & Respuestas
🦈 ¿Qué es la acidificación de los océanos?
Es la disminución del pH del agua de mar causada por la absorción de dióxido de carbono (CO₂) de la atmósfera.
🦈 ¿Por qué afecta a los tiburones?
Porque sus dientes y dentículos dérmicos están compuestos de minerales sensibles al pH, que pueden corroerse en aguas más ácidas.
🦈 ¿Qué encontraron los científicos en el estudio?
Que los dientes de tiburón de arrecife de puntas negras incubados en agua más ácida presentaban grietas, corrosión y pérdida de serraciones.
🦈 ¿Los tiburones no reemplazan sus dientes continuamente?
Sí, pero en aguas acidificadas el reemplazo podría ser más costoso energéticamente y menos eficaz a largo plazo.
🦈 ¿Qué especies fueron estudiadas?
El experimento se hizo con el tiburón punta negra (Carcharhinus melanopterus), un depredador común en arrecifes tropicales.
🦈 ¿Cuál es el pH actual de los océanos?
El promedio es de 8,1. Para el año 2300 podría bajar hasta 7,3, haciéndolos casi diez veces más ácidos.
🦈 ¿Qué daños específicos sufrieron los dientes?
Raíces corroídas
Coronas con grietas y agujeros
Serraciones desgastadas
Superficie más irregular y frágil
🦈 ¿Qué consecuencias tendría para los tiburones?
Menor eficacia al cazar, mayor riesgo de que sus dientes se rompan y estrés energético adicional para regenerarlos.
🦈 ¿Esto afecta solo a tiburones?
No. La acidificación oceánica también daña corales, moluscos, erizos de mar y otros organismos con estructuras calcificadas.
🦈 ¿Qué dijeron los investigadores?
Maximilian Baum: «Los dientes de tiburón son armas para cortar carne, no para resistir ácido».
Sebastian Fraune: «Incluso daños microscópicos pueden suponer un problema serio para su supervivencia».
🦈 ¿Qué implicaciones tiene para los ecosistemas marinos?
Los tiburones son depredadores tope. Si pierden eficacia como cazadores, se rompe el equilibrio de la cadena trófica, afectando a peces y arrecifes.
🦈 ¿Cómo se puede evitar este problema?
Reduciendo las emisiones de CO₂ y frenando la acidificación de los océanos para mantener el pH cercano al valor actual.
Información facilitada por Frontiers
Fuente: Baum Maximilian , Haussecker Timo , Walenciak Oliver , Köhler Steffen , Bridges Christopher R. , Fraune Sebastian. Simulated ocean acidification affects shark tooth morphology. Frontiers in Marine Science (2025). DOI: 10.1002/adhm.202404817