El cambio climático pone en peligro a más de 3.500 especies animales: alerta global sobre biodiversidad y extinción

Miles de especies animales ya se enfrentan a una amenaza directa del cambio climático, según un nuevo informe científico. Este revela también que la mayoría de las especies del planeta ni siquiera han sido evaluadas para determinar su vulnerabilidad climática, lo que plantea serias dudas sobre la magnitud real de esta crisis.

Por Enrique Coperías

Ejemplar de tortuga verde (Chelonia mydas), en aguas de Hawái. Reconocida como especie en peligro de extinción por la UICN y listada en la CITES, su explotación está prohibida en prácticamente todos los países del mundo.

Ejemplar de tortuga verde (Chelonia mydas), en aguas de Hawái. Reconocida como especie en peligro de extinción por la UICN y listada en la CITES, su explotación está prohibida en prácticamente todos los países del mundo. Cortesía: David Baker

Un novedoso análisis sugiere que más de 3.500 especies animales están amenazadas por el cambio climático y también arroja luz sobre las enormes lagunas existentes en la comprensión plena del riesgo que corre el reino animal.

El estudio, publicado hoy en BioScience, revela un panorama preocupante: la crisis climática ya no es solo una amenaza del futuro, sino un factor decisivo en el presente para la conservación de la fauna silvestre.

«Estamos al comienzo de una crisis existencial para los animales salvajes de la Tierra —afirma el director del estudio William Ripple, en un comunicado de la Universidad Estatal de Oregón (OSU). Y añade—: Hasta ahora, la principal causa de pérdida de biodiversidad ha sido la doble amenaza de la sobreexplotación y la alteración del hábitat, pero a medida que se intensifique el cambio climático, esperamos que se convierta en una tercera gran amenaza para los animales de la Tierra».

Multitud de especies fuera del radar de los científicos

Ripple, catedrático de Ecología en la Facultad de Silvicultura de la OSU, y colaboradores de Estados Unidos y México utilizaron conjuntos de datos sobre biodiversidad disponibles públicamente para examinar información sobre animales de 70.814 especies pertenecientes a 35 clases taxonómicas. Categorizaron las especies según su clase y los riesgos derivados del cambio climático, de acuerdo con las evaluaciones realizadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

El número de especies evaluadas representa apenas el 5,5% del total de animales descritos científicamente, y aún menos si se considera el número real de especies existentes en el planeta. De estas especies evaluadas, un 5,1% (3.585) están ya catalogadas como amenazadas específicamente por el cambio climático. Ahora bien, los autores de este trabajo advierten de que este número es casi con seguridad una subestimación debido al sesgo taxonómico que favorece a los vertebrados en las evaluaciones.

La UICN ha evaluado el 72,6% de las especies de vertebrados conocidos, frente a solo el 1,6% de los invertebrados. Esto significa que decenas de miles de especies altamente vulnerables, sobre todo en los océanos y entre los insectos, siguen fuera del radar científico y sin estrategias de conservación dirigidas.

Ejemplos de colapsos poblacionales de animales probablemente causados, al menos en parte, por el cambio climático.

Ejemplos de colapsos poblacionales de animales probablemente causados, al menos en parte, por el cambio climático. Numerosas especies han sufrido recientemente colapsos significativos, incluyendo los corales —una especie fundamental para los ecosistemas marinos—. La lista no es exhaustiva; las referencias correspondientes se encuentran en el texto principal. Cortesía: BioScience

¿Qué especies están más amenazadas por el cambio climático?

Ripple y sus colegas descubrieron que al menos una cuarta parte de las especies de seis clases diferentes están amenazadas por el cambio climático; estas clases incluyen arácnidos y quilopodos (ciempiés), así como antozoos e hidrozoos (invertebrados marinos relacionados con medusas y corales). Porcentajes más pequeños de especies de otras clases también están directamente en peligro por el calentamiento del clima.

«Nos preocupan especialmente los animales invertebrados del océano, que absorben la mayor parte del calor del cambio climático— dice Ripple. Y añade—: Esos animales son cada vez más vulnerables debido a su limitada capacidad para desplazarse y eludir rápidamente las condiciones adversas».

La amenaza climática se distribuye de manera desigual entre diferentes ecosistemas, según este ecólogo. De las especies evaluadas como amenazadas por el clima, 1.774 habitan ecosistemas terrestres, 712 viven en ambientes de agua dulce y 441 en ecosistemas marinos. Las principales causas de amenaza climática identificadas incluyen las sequías (que afectan a 1.735 especies), la alteración de hábitats (1.646), las tormentas o inundaciones (924) y las temperaturas extremas (792).

Briozoo

Briozoo, fotografiado por Jocelyn Cheng, del Rochester Institute of Technology (RIT), en New York. Cortesía: https://www.nikonsmallworld.com/

Un proceso aniquilador, en marcha

Más allá de los modelos o proyecciones, el estudio documenta múltiples ejemplos recientes de colapsos poblacionales provocados, al menos en parte, por fenómenos climáticos extremos. Las señales de alarma ya están sonando en muchos puntos del planeta.

La reducción del 90% de las poblaciones de moluscos a lo largo de la costa de Israel, debido a la escalada de las temperaturas del agua, demuestra lo susceptibles que son los invertebrados, según Ripple. También menciona la muerte de miles de millones de invertebrados intermareales durante la ola de calor de 2021 en el noroeste del Pacífico, y la catastrófica mortandad de corales de la Gran Barrera de Coral tras una grave ola de calor marina en 2016, que arrasó con el 29% de estos antozoos.

Otras historias igual de dramáticas emergen de los océanos: más de 10.000 millones de cangrejos de las nieves han desaparecido del mar de Bering desde 2018, probablemente por inanición derivada del aumento de la temperatura del agua. También se estima que unas 7.000 ballenas jorobadas han muerto en el Pacífico Norte debido a fenómenos similares.

Y entre 2015 y 2016, cerca de 4 millones de alcas comunes (aves marinas) murieron de hambre en la costa oeste de América del Norte como consecuencia de una alteración drástica de la cadena trófica. El mismo fenómeno provocó también una caída del 71% en las poblaciones de bacalao del Pacífico.

Biodiversidad no evaluada: el gran punto ciego

Los autores del estudio destacan que hay miles de especies aún sin evaluar, muchas de las cuales podrían estar al borde del colapso sin que lo sepamos. Particular preocupación despiertan los invertebrados marinos, como los briozoos, unos pequeños animales coloniales de los que hay descritos 5.700 especies, y los gusanos tubícolas, cuyas estructuras calcáreas podrían verse afectadas por el aumento de la acidez oceánica y las temperaturas.

Ambos invertebrados resultan ser esenciales para el mantenimiento de arrecifes y hábitats marinos. Ninguna de las aproximadamente 20.000 especies de briozoos ni de las trescientas especies de gusanos serpúlidos (Serpulidae) ha sido evaluada hasta la fecha.

Otro motivo de preocupación es el futuro de los insectos. Bajo los escenarios climáticos actuales, se estima que casi la mitad de las especies de insectos podría desaparecer de la mayoría de su área geográfica para el año 2100. Estas pérdidas tendrían un impacto devastador en procesos ecológicos clave, como la polinización y el control biológico de plagas.

Impactos sistémicos

«Los efectos en cascada de cada vez más episodios de mortalidad masiva afectarán probablemente a la retroalimentación del ciclo del carbono y al ciclo de los nutrientes —advierte Ripple. Y añade—: Esos efectos también repercutirán probablemente en las interacciones entre especies, como la depredación, la competencia, la polinización y el parasitismo, que son vitales para el funcionamiento de los ecosistemas».

El colapso de estas interacciones ecológicas —más allá de la pérdida de especies individuales— podría desencadenar un efecto dominó con consecuencias para la estabilidad de ecosistemas enteros.

Un grupo de yubartas alimentándose mediante arremetidas.

Un grupo de yubartas alimentándose mediante arremetidas. Foto: Vivek Kumar

Recomendaciones urgentes de los científicos

El equipo liderado por Ripple propone medidas claras para mitigar esta crisis. Entre ellas, cabe destacar las siguientes:

✅ Crear una base de datos global de mortalidad masiva por cambio climático.

Acelerar las evaluaciones de especies no analizadas, especialmente invertebrados marinos y terrestres.

✅ Incorporar criterios como la capacidad adaptativa en los análisis de riesgo.

✅ Integrar las políticas de biodiversidad con las de cambio climático a nivel global.

✅ Proteger los ecosistemas naturales con alto valor en carbono, como selvas, manglares y arrecifes.

¿Por qué es importante actuar ahora?

«Necesitamos la integración de la biodiversidad y la planificación de políticas sobre el cambio climático a escala mundial», enfatiza Ripple. A su juicio, las políticas que protejan los ecosistemas naturales no solo ayudarán a mitigar el cambio climático, al conservar los stocks de carbono, sino que también brindarán beneficios directos para la conservación de especies.

El mensaje del estudio es claro: podríamos estar acercándonos a puntos de no retorno. Cada fracción de grado adicional en el calentamiento global acelera el riesgo de extinción para miles de especies.

La acción climática efectiva y rápida no es solo una cuestión ambiental, sino una urgencia vital para preservar la red de la vida en la Tierra. ▪️

Anterior
Anterior

¿Cómo puedes saber cuánto alimento ultraprocesado consumes? La ciencia ya lo puede detectar en tu sangre y orina

Siguiente
Siguiente

Los glaciares tardarán siglos en recuperarse incluso si se revirtiera el cambio climático