Descubren que «Nanotyrannus» fue una especie distinta del «T. rex»: el fósil de «los dinosaurios en duelo» reescribe la historia del tiranosaurio más temido
Durante décadas, los científicos debatieron si Nanotyrannus era un T. rex adolescente o un dinosaurio con identidad propia. Ahora, un fósil legendario hallado en Montana pone fin al misterio: el pequeño depredador no era una cría, sino una especie adulta que compartió territorio —y presas— con el mismísimo rey de los dinosaurios.
Por Enrique Coperías
Una manada de Nanotyrannus ataca a una cría de T. rex. Cortesía: Anthony Hutchings
El hallazgo de un fósil excepcional ha sacudido uno de los debates más encendidos de la paleontología: ¿existió realmente el Nanotyrannus o, por el contrario, era simplemente una versión juvenil del célebre Tyrannosaurus rex?
Un nuevo estudio publicado en la revista Nature zanja por fin la cuestión y confirma que Nanotyrannus lancensis fue una especie independiente, lo que obliga a reescribir buena parte de lo que se creía sobre el crecimiento y la evolución del T. rex.
La prueba definitiva procede del célebre fósil conocido como los dinosaurios en duelo, hallado en Montana hace más de una década y formado por un Triceratops y un pequeño tiranosaurio atrapados en plena batalla. Los investigadores han demostrado que ese pequeño carnívoro no era un T. rex adolescente, sino un Nanotyrannus adulto de unos veinte años de edad y, por tanto, plenamente desarrollado.
Las pruebas de que «Nanotyrannus» no era un joven «T. rex»
«Este fósil no solo resuelve el debate, sino que pone patas arriba décadas de investigación sobre el Tyrannosaurus rex», afirma Lindsay Zanno, profesora en la Universidad Estatal de Carolina del Norte y jefa de Paleontología en el Museo de Ciencias Naturales del mismo estado.
Ella y su equipo analizó los anillos de crecimiento óseo, la fusión vertebral y la anatomía del desarrollo para establecer la edad y la madurez del animal. Las diferencias anatómicas son concluyentes: extremidades delanteras más largas, más dientes, menos vértebras caudales y un patrón nervioso craneal distinto.
🗣️ «Para que Nanotyrannus fuera un joven T. rex, tendría que desafiar todo lo que sabemos sobre el crecimiento de los vertebrados —subraya James Napoli, anatomista de la Universidad de Stony Brook y coautor del estudio. Y sentencia—: No es solo improbable: es imposible».
Lindsay Zanno, profesora asociada de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y jefa de Paleontología del Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte, junto al fósil de los dinosaurios en duelo. Cortesía: N.C. State University
Un esbelto competidor del «T. rex»
Las implicaciones del hallazgo no son moco de pavo. Durante años, los paleontólogos utilizaron fósiles atribuidos a Nanotyrannus para reconstruir la biología juvenil del T. rex. El nuevo análisis muestra que esos estudios se basaron en animales diferentes y que, en los últimos millones de años del Cretácico, varias especies de tiranosaurios coexistieron en los mismos ecosistemas.
En su revisión de más de doscientos fósiles de tiranosaurios, Zanno y Napoli identificaron incluso un segundo ejemplar con rasgos sutilmente distintos al del famoso fósil. Lo bautizaron como Nanotyrannus lethaeus, en referencia al río Lete de la mitología griega, símbolo del olvido, aludiendo a cómo esta especie permaneció oculta a plena vista durante décadas.
La confirmación de Nanotyrannus como género válido aumenta la diversidad de depredadores en los últimos capítulos del mundo de los dinosaurios y sugiere que otras especies pequeñas podrían haber sido mal clasificadas.
«Este descubrimiento dibuja un panorama más rico y competitivo de los últimos días del Cretácico —afirma Zanno. Y concluye—: El T. rex era enorme, con una mordida temible y visión estereoscópica, pero no dominaba sin rival. A su lado corría Nanotyrannus, un cazador más ágil, veloz y esbelto».
- Información facilitada por la Universidad Estatal de Carolina del Norte 
- Fuente: Zanno, L .E., Napoli, J. G. Nanotyrannus and Tyrannosaurus coexisted at the close of the Cretaceous. Nature (2025). DOI: https://doi.org/10.1038/s41586-025-09801-6 


 
             
            