La riqueza psicológica: el tercer camino hacia una vida plena, más allá de la felicidad y el sentido de la vida
¿Y si vivir bien no se tratara solo de ser feliz o encontrar un propósito existencial? Una nueva teoría psicológica propone un tercer camino: vivir experiencias que desafían, transforman y despiertan nuestra curiosidad.
Por Enrique Coperías
Una mirada más allá: la vida plena se ha entendido desde siempre como una búsqueda de felicidad yo de propósito. Una nueva propuesta añade un tercer pilar: la riqueza psicológica, basada en el desafío, la transformación y la curiosidad. Foto: Chase Clark
Durante siglos, filósofos y científicos han debatido sobre los ingredientes de la receta para alcanzar una «vida buena». Las respuestas, aunque diversas, solían girar en torno a dos grandes ejes: la felicidad —vivir experiencias placenteras y emociones positivas— y el sentido —una vida guiada por propósitos y valores profundos—. Aristóteles dijo que «la felicidad es el significado y el propósito de la vida, el fin de la existencia humana»; y el filósofo austriaco Viktor Frankl estaba convencido de que «la vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, sino solo por la falta de sentido y propósito».
Sin embargo, una nueva investigación propone un tercer camino, igual de valioso pero menos explorado: la riqueza psicológica. Tal vez la filósofa estadounidense Martha Nussbaum no se equivoca cuando afirma que «la vida buena requiere libertad, pensamiento crítico y apertura emocional».
Este concepto, desarrollado por la psicóloga Erin Westgate, de la Universidad de Florida, junto con su colega Shigehiro Oishi, de la Universidad de Chicago, redefine lo que entendemos por bienestar. Su estudio, publicado en la revista Trends in Cognitive Sciences, señala que para una parte significativa de la población mundial, una vida plena no se basa necesariamente en la alegría o el propósito vital, sino en la búsqueda de experiencias transformadoras, desafiantes y cargadas de curiosidad.
El placer de pensar diferente
En palabras de Oishi, el enfoque de la riqueza psicológica reconoce que una vida psicológicamente fecunda no siempre es cómoda, placentera o claramente significativa. Lo esencial es que las experiencias inviten a reflexionar, crecer y ver el mundo de una forma nueva.
«La idea surgió de una pregunta simple: ¿por qué algunas personas se sienten insatisfechas incluso cuando tienen vidas felices y con sentido? — dice Westgate en un comunicado de la Universidad de Florida. Y añade—: Descubrimos que lo que faltaba era riqueza psicológica: vivencias que te desafían, que te hacen replantear tu visión del mundo y que alimentan tu curiosidad».
A diferencia de la felicidad, centrada en «sentirse bien»; o del sentido, asociado a «hacer el bien», la riqueza psicológica tiene que ver con pensar distinto. Es una vida marcada por la diversidad de perspectivas y por experiencias que, aunque puedan ser incómodas o incluso dolorosas, dejan una huella intelectual y emocional.
Ejemplos de experiencias psicológicamente ricas
Los investigadores definen esta riqueza como una acumulación de vivencias que alteran nuestra manera de ver la realidad. Estas pueden ser externas —como un viaje o un reto académico— o internas, como leer una novela conmovedora o escuchar una pieza musical que remueve emociones profundas.
«No hace falta vivir algo extraordinario. A veces basta con leer una buena historia o escuchar una canción que te deja pensando» dice Westgate.
Esta dimensión de la experiencia humana, sin embargo, no siempre es agradable ni tiene un propósito claro. Un ejemplo cotidiano: la universidad. No siempre es divertida, ni siempre aporta un sentido vital inmediato, pero sí transforma la forma de pensar.
Otras veces, la riqueza psicológica surge de eventos difíciles. Westgate y su equipo han estudiado, por ejemplo, cómo los estudiantes universitarios experimentan la llegada de huracanes. Aunque no se trata de vivencias felices ni especialmente significativas, muchos las describen como experiencias que alteraron su visión del mundo.
La riqueza psicológica puede emerger de situaciones difíciles: incluso eventos como la llegada de un huracán, lejos de ser placenteros o significativos, pueden transformar nuestra manera de ver el mundo. Foto: Shashank Sahay
Más allá del hedonismo y el eudaimonismo
El concepto de la riqueza psicológica no es nuevo, pero ha tardado años en tomar forma. Westgate y Oishi comenzaron a explorarlo en 2015, y en 2022 acuñaron formalmente el término vida psicológicamente rica. Con su nuevo trabajo, han logrado demostrar que esta idea resuena entre personas de distintas culturas y que llena un vacío en la forma en que comprendemos el bienestar psicológico.
Durante siglos, el pensamiento occidental ha estado marcado por el contraste entre el hedonismo —vivir bien es experimentar placer (felicidad)— y el eudaimonismo —vivir bien es actuar con propósito (sentido)—, tal como lo planteaba Aristóteles. Pero los autores sostienen que esa dicotomía deja fuera una dimensión fundamental del vivir humano. «Estamos diciendo que existe una tercer vía, y que para algunas personas, es la más valiosa», señala Westgate.
Por supuesto, muchas personas desean las tres cosas a la vez: felicidad, sentido y riqueza psicológica. Pero hay que reconocer que no siempre es posible tenerlas todas. Las experiencias ricas, precisamente por su complejidad, suelen implicar incomodidad o incertidumbre.
Vivencias que nos desafían, que nos sacuden y que cambian nuestra mirada para siempre
«Lo interesante no siempre es lo placentero —afirma Westgate—. Pero son esas experiencias las que nos hacen crecer, cuestionar y ver el mundo con otros ojos».
Con este estudio, los investigadores esperan ampliar el marco con el que se analiza el bienestar, tanto desde la psicología como desde el discurso público. «No estamos diciendo que la felicidad y el sentido no importen —aclara Westgate. Y concluye—: ¡Claro que importan! Pero también debemos recordar la riqueza. Algunas de las vivencias más importantes de la vida son aquellas que nos desafían, que nos sacuden y que cambian nuestra mirada para siempre».
Como dice August Corominas, profesor de Fisiología Humana de la Universidad de Murcia y de la Universidad Autónoma de Barcelona, «la vida buena es un estilo de vida marcado por la sencillez, la honestidad, la frugalidad en el consumo, la solidaridad con los demás congéneres y con el medioambiente. Es también una vida de dedicación al trabajo, el servicio a la sociedad, el cultivo de la inteligencia espiritual y la alegría de vivir. No tener factores de riesgo».▪️
Fuente: Shigehiro Oishi, Erin C. Westgate. Psychological richness offers a third path to a good life. Trends in Cognitive Sciences (2025). DOI: 10.1016/j.tics.2025.04.002