¿Por qué cada vez más jóvenes tienen menos sexo? Un estudio revela el papel de la exigencia en el amor y las apps de citas
En plena era de Tinder y la hiperconexión digital, la abstinencia sexual crece entre los jóvenes. Un estudio australiano apunta a un culpable inesperado: la exigencia al elegir pareja.
Por Enrique Coperías
El nuevo estudio advierte de que distinguir entre una exigencia positiva y otra excesiva puede ser clave a la hora de tener una cita romántica, y alerta sobre la soledad sexual como fenómeno de impacto en la salud pública. Fuente: Nathan Dumlao
En los últimos años, las encuestas sociales y de salud pública han detectado un fenómeno que inquieta tanto a sociólogos como a psicólogos: en plena era de la hipersexualización mediática y la proliferación de aplicaciones de citas como Tinder y Hinge, cada vez más jóvenes reportan largos periodos sin catar el sexo.
Los números son contundentes. En Estados Unidos, el porcentaje de hombres de entre dieciocho y veinticiatro años que declaraban no haber mantenido relaciones sexuales en el último año pasó del 19% en el año 2000 al 31% en 2018. En Japón, más de un tercio de los hombres de 30 a 34 años son vírgenes, según datos del Instituto Nacional de Población. Tendencias similares se observan en Reino Unido, Alemania, Australia Y España. Una aparente contradicción: nunca hubo tantas oportunidades para conectar y nunca hubo tanta inactividad sexual.
Un nuevo trabajo de la Universidad de Queensland, en Australia, aporta una pieza más a este puzle. Publicado en la revista Archives of Sexual Behavior, el estudio analiza a fondo cómo influye la exigencia a la hora de elegir pareja en la frecuencia sexual de jóvenes solteros heterosexuales. La conclusión es tan sencilla de enunciar como compleja en sus matices: ser exigente puede aumentar o disminuir las oportunidades de sexo, dependiendo de cómo se exprese esa pretensión caprichosa o desmedida.
Una paradoja en el mercado amoroso digital
Los investigadores partieron de una observación llamativa. Cuando preguntaron a más de cuatrocientos participantes por las razones de su soltería, el 48% de las mujeres y el 34% de los hombres respondieron que estaban solos porque eran «demasiado exigentes». Una percepción que coincide con un debate social creciente: la sensación de que el mercado de las citas se ha vuelto un terreno de expectativas imposibles.
Henry Close, autor principal del estudio, explica el trasfondo de esta investigación: desde hacía tiempo, este psicólogo se sentía cautivado por el fenómeno de los incels (abreviatura de involuntary celibates, hombres que están solteros pese a sus esfuerzos por tener pareja), que ha recibido mucha atención mediática en los últimos años. A partir de ahí, junto con su supervisora Fiona Kate Barlow, se interesó en los aspectos de salud mental de la soledad social y sexual, y en cómo la gente se esfuerza por construir relaciones románticas y sexuales.
Para Close y Kate Barlow el reto estaba en cómo medir dicha exigencia de manera fiable. Porque una cosa es lo que las personas dicen querer, y otra muy distinta cómo se comportan cuando se enfrentan a la posibilidad de un encuentro romántico.
Cómo midieron la exigencia: dos caras de la misma moneda
Los investigadores diseñaron un par de métricas complementarias:
✅ Exigencia declarada (stated choosiness): los participantes recibieron una lista de doce rasgos (apariencia, ambición, amabilidad, educación…). Debían marcar cuáles consideraban imprescindibles en una pareja. Cuantos más requisitos, mayor nivel de exigencia.
✅ Exigencia revelada (revealed choosiness): en un experimento que imitaba la dinámica de las apps de citas, se mostraron veinticiatro perfiles ficticios con fotos y descripciones. Los voluntarios debían responder si les atraía la persona, si la imaginarían como pareja y si aceptarían una cita. Aquí, la exigencia se medía según la disposición a aceptar o rechazar candidatos.
El contraste entre ambas medidas ofreció la clave del estudio.
Radiografía de la muestra: entre la elección y la abstinencia
En el estudio, participaron 340 voluntarios con una edad media de veinticinco años y heterosexuales. La mitad eran mujres y la otra motad, hombres. De todos ellos y ellas:
✅ El 36,6% seguía siendo virgen.
✅ El 36,2% no había tenido ninguna actividad sexual en el último año.
✅ El 56,1% no había mantenido sexo con penetración en ese mismo periodo.
Estas cifras, subrayan los autores, no implican que todos vivan su situación con sufrimiento: un 42% decía estar soltero por elección, mientras que el resto preferiría tener pareja. Pero para quienes deseaban más actividad sexual, la falta de encuentros era fuente de frustración.
Lo que revela la investigación: exigencia buena y exigencia mala
Los resultados son muy significativos:
✅ La exigencia declarada se relaciona con más encuentros sexuales. Quienes tenían una lista más amplia de rasgos esenciales tendían a tener más sexo en pareja.
✅ La exigencia revelada tuvo el efecto opuesto: se asoció con menos actividad sexual. Cuantos más perfiles rechazaban los participantes, menos encuentros reportaban.
«Ser demasiado exigente con la apariencia puede estar relacionado con tener menos sexo, mientras que ser exigente en términos de rasgos de personalidad puede correlacionarse con tener más —explica Close. Y añade—: Dicho de otra forma: ser claro y confiado en lo que uno busca está vinculado con mayor éxito, pero ser excesivamente selectivo al evaluar perfiles digitales reduce las oportunidades».
La paradoja es evidente. Tener estándares claros puede ser percibido como atractivo y transmitir seguridad. En cambio, rechazar compulsivamente perfiles en apps de citas puede llevar al aislamiento.
El género: ¿son las mujeres realmente más selectivas?
La literatura evolutiva suele señalar que las mujeres son el sexo más exigente en la elección de pareja. Sin embargo, este estudio no encontró diferencias significativas entre géneros en la relación entre exigencia y frecuencia sexual.
Es cierto que las mujeres tendieron a marcar más requisitos en la lista de rasgos, mientras que los hombres reportaron un poco más de encuentros sexuales. Pero en lo esencial, la manera en que la exigencia impactaba en la vida íntima fue similar para ambos.
Uno de los hallazgos más interesantes llegó al cruzar la exigencia con el motivo de la soltería:
✅ Entre quienes querían tener pareja, la exigencia revelada se asociaba claramente con menos sexo.
✅ Entre quienes estaban solteros por elección, esa relación desaparecía.
Es decir: para los solteros involuntarios, ser demasiado selectivo en los filtros iniciales es un obstáculo tangible. Para quienes disfrutan de su soltería, en cambio, la exigencia apenas importa, porque su motivación para buscar sexo o pareja es menor.
El papel de la autoestima y la percepción del atractivo
Como era de esperar, los participantes que se veían más atractivos física y personalmente reportaron más actividad sexual. Pero lo interesante es cómo esta autopercepción se vinculaba con los dos tipos de exigencia:
Los que se consideraban más atractivos eran también más exigentes en la lista de rasgos imprescindibles.
Los que se sentían menos atractivos tendían a ser más selectivos en el rechazo de perfiles.
Esto sugiere que en algunos casos el rechazo compulsivo podría ser una estrategia defensiva: mejor descartar a todos que exponerse a ser descartado.
Cada vez más jóvenes pasan largos periodos sin sexo, pese a vivir rodeados de hipersexualización mediática y aplicaciones de citas como Tinder o Hinge. Fuente: Yogas Design
Apps de citas: dopamina, frustración y ghosting
La investigación no se limita a describir un fenómeno: también aporta claves sobre el contexto digital en el que se desarrolla. Close lo explica desde su experiencia clínica: «Me gustaría llevar estos hallazgos a mi práctica como psicólogo. Muchos jóvenes se sienten frustrados y desgastados por el panorama actual de las citas online. Veo a mis pacientes pasar horas deslizando a la izquierda y a la derecha, buscando ese golpe de dopamina y validación con un match, pero sin llegar a conocerse en persona o siendo víctimas del ghosting, cuando la otra persona desaparece de repente.”
Para Close, las apps facilitan el contacto inicial, pero también fomentan dinámicas de validación rápida y rechazo constante, que pueden agravar la soledad sexual y emocional.
Por otro lado, la inactividad sexual juvenil no es un mero dato sociológico: tiene consecuencias en la salud mental, la autoestima y el bienestar general. Diversos estudios vinculan una vida sexual satisfactoria con mejor estado de ánimo, menor incidencia de depresión y hasta beneficios físicos en longevidad.
Los autores advierten de que este fenómeno debería abordarse también desde la educación:
«La investigación enfatiza en la necesidad de reconocer la inactividad sexual como un fenómeno creciente y con impacto potencial —señalan—. La educación afectivo-sexual no debería centrarse solo en la seguridad y el consentimiento, sino también en cómo la gente gestiona la elección, la autoimagen y la motivación en un panorama de citas cada vez más complejo».
Implicaciones: qué puede aprender la generación Tinder
El estudio sugiere varias lecciones prácticas:
✅ Para quienes buscan pareja o sexo, distinguir entre dos tipos de exigencia es clave: la que transmite confianza y claridad, y la que cierra puertas prematuramente.
✅ En terapia psicológica, trabajar con los pacientes esta diferencia puede aliviar la frustración.
✅ En el diseño de aplicaciones, quizá convendría repensar las dinámicas de rechazo compulsivo para no reforzar el aislamiento.
✅ A nivel social, hablar abiertamente de la soledad sexual puede contribuir a normalizarla y ofrecer apoyo a quienes la viven con angustia.
Exigencia sí, pero bien entendida
En definitiva, este estudio aporta un matiz esencial al debate sobre la sexualidad juvenil: la exigencia no es en sí misma buena ni mala, depende de cómo se practique.
Como resume Close, «ser claro y confiado sobre lo que uno quiere puede estar vinculado con mayor éxito sexual y romántico; ser excesivamente selectivo en los filtros iniciales puede llevar a la frustración y la soledad».
El fenómeno de la falta de sexo entre jóvenes solteros refleja una sociedad atravesada por la paradoja: la hiperconexión digital no garantiza más intimidad, y a veces la obstaculiza. La clave puede estar en recuperar un equilibrio entre estándares claros y apertura a la sorpresa.▪️
Fuente: Close, H. S. G., Nitschinsk, L., Zietsch, B.P. et al. Choosiness as a Predictor of Sexual (In)frequency in Single Heterosexual Adults. Archives of Sexual Behavior (2025). https://doi.org/10.1007/s10508-025-03160-z