Explosión cósmica inédita: el estallido de rayos gamma GRB 250702B sorprende a la astronomía
Una señal cósmica sin precedentes ha dejado perpleja a la comunidad científica: GRB 250702B, un estallido de rayos gamma que se repitió durante un día entero, desafía todo lo que sabemos sobre el universo.
Por Enrique Coperías
El punto naranja en el centro marca la explosión cósmica GRB 250702B, un estallido de rayos gamma que se repitió durante un día entero. La imagen, captada por el Very Large Telescope (VLT) de ESO, reveló que el fenómeno no ocurrió en la Vía Láctea, sino en una galaxia lejana. Cortesía: ESO / A. Levan, A. Martin-Carrillo et al.
El universo nunca deja de sorprendernos. Cuando parecía que los astrónomos ya tenían más o menos catalogados los tipos de explosiones más energéticas que ocurren en el cosmos —supernovas, kilonovas, estallidos de rayos gamma cortos y largos—, un equipo internacional se ha topado con algo que no encaja en ningún molde.
El protagonista de esta historia se llama GRB 250702B, un estallido de rayos gamma que fue detectado en julio de 2025. Su nombre ya anticipa su rareza: no se comportó como los miles de estallidos observados en las últimas décadas. En lugar de un destello fugaz de segundos o minutos, este fenómeno se prolongó durante un día entero, con repeticiones inesperadas que dejaron perplejos a los observadores.
La detección se produjo gracias a varios instrumentos orbitales. La primera alerta saltó el 2 de julio cuando el Telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi de la NASA registró no una, sino tres ráfagas de esta fuente en el transcurso de unas pocas horas. Posteriormente, la misión Einstein Probe —un proyecto conjunto de la Academia de Ciencias de China, la Agencia Espacial Europea (ESA) y el Instituto Max Planck de Física Extraterrestre— reveló que la fuente ya había estado activa casi un día antes. Nunca antes se había visto un estallido de rayos gamma tan largo y repetitivo.
Un «bombazo» sin precedentes
Para entender la magnitud del hallazgo hay que ponerlo en contexto. Los estallidos de rayos gamma (GRB, por sus siglas en inglés) son las explosiones más energéticas del universo conocidas desde el big bang. Normalmente se dividen en dos familias:
✅ Cortos (menos de dos segundos), asociados con la fusión de estrellas de neutrones.
✅ Largos (más de dos segundos), vinculados al colapso de estrellas masivas en supernovas hiperluminosas.
En ambos casos, la característica común es la brevedad. Incluso los GRB más prolongados rara vez duran más de unos cientos de segundos. Pero GRB 250702B rompió todas las reglas: su emisión se extendió durante veinticuatro horas completas, con pulsos que aparecían y desaparecían como si alguien encendiera y apagara un interruptor cósmico.
«Este GRB es diferente a cualquier otro visto en cincuenta años de observaciones —afirma el astrónomo Antonio Martin-Carrillo, de la University College Dublin y coautor principal del estudio publicado en The Astrophysical Journal Letters, en un comunicado del Observatorio Europeo Austral (ESO).
Su colega Andrew Levan, de la Universidad de Radboud, en Países Bajos, lo resume con otra cifra contundente: este estallido fue «entre cien y mil veces más largo que la mayoría de los GRB conocidos». Y añade un detalle que aumenta el misterio: «Los estallidos de rayos gamma nunca se repiten, ya que el evento que los produce es catastrófico».
El hecho de que GRB 250702B sí lo hiciera obliga a cuestionar los modelos tradicionales.
El escenario cósmico
Al principio, la ubicación de la fuente era incierta. Las detecciones iniciales apuntaban hacia el plano de nuestra galaxia, una región saturada de estrellas que dificultaba el análisis. Durante algunas horas, muchos expertos de la comunidad científica pensaron que el fenómeno podía haberse originado en la propia Vía Láctea.
El giro llegó gracias a las observaciones del Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO), en Chile. Con su cámara HAWK-I, los astrónomos detectaron evidencias de que la fuente no estaba en nuestra galaxia, sino mucho más lejos. «El VLT cambió del todo ese paradigma» explica Levan.
La confirmación definitiva llegó con el Telescopio Espacial Hubble de la NASA/ESA, que permitió identificar la galaxia anfitriona. Según Martin-Carrillo, «el hecho de que este objeto sea extragaláctico significa que es bastante más potente». Se estima que la galaxia se encuentra a miles de millones de años luz de distancia, aunque esa cifra aún necesita afinarse con nuevos datos.
En cualquier caso, el mensaje es claro: el fenómeno fue mucho más colosal de lo que parecía al principio.
Hipótesis sobre el origen de GRB 250702B
La detección de este insólito GRB ha dejado una pregunta en el aire: ¿qué produjo un estallido de rayos gamma tan largo, tan brillante y además repetitivo? Ninguno de los escenarios clásicos parece encajar del todo, pero los astrónomos manejan varias hipótesis:
1️⃣ Un magnétar hiperactivo: una estrella de neutrones con un campo magnético colosal podría liberar energía en ráfagas. Esta idea encaja con la repetición, aunque no explica bien la duración desmesurada ni la energía total del evento.
2️⃣ Un agujero negro devorando una estrella inusual: quizá una estrella fue destrozada por un agujero negro, lo que generó chorros intermitentes de rayos gamma. Pero los modelos estándar de disrupción de marea no se ajustan bien a lo observado. Sería necesario invocar tanto una estrella como un agujero negro fuera de lo común.
3️⃣ Una nueva categoría de estallidos: la explicación más atrevida es que estemos ante una clase inédita de evento transitorio. Como señaló Levan, «si se trata de una estrella masiva, es un colapso diferente a todo lo que hemos presenciado antes».
Sea cual sea la respuesta, los científicos coinciden en que GRB 250702B no se ajusta a los manuales.
La caza global de datos
Tras la alerta inicial, la comunidad astronómica reaccionó en tiempo récord. Decenas de telescopios, tanto en tierra como en el espacio, apuntaron hacia la región. El VLT y el Hubble fueron clave, pero no los únicos.
El equipo también recurrió al espectrógrafo X-shooter del VLT, que permite analizar con gran detalle la luz procedente de la galaxia anfitriona, y al Telescopio Espacial James Webb (JWST), cuyo poder en el infrarrojo abre nuevas ventanas para estudiar los restos de la explosión.
«Todavía no estamos seguros de qué produjo este evento, pero con esta investigación hemos dado un gran paso adelante hacia la comprensión de este objeto extremadamente inusual y emocionante», dice Martin-Carrillo.
Este esfuerzo colectivo no solo busca desentrañar el caso concreto de GRB 250702B, sino también preparar el terreno para futuras detecciones similares.
La importancia del fenómeno
Podría parecer que estamos ante una rareza sin mayor trascendencia. Sin embargo, la historia de la astronomía está llena de descubrimientos que al principio parecían anecdóticos y después revolucionaron nuestro conocimiento.
En los años sesenta, los primeros GRB detectados por satélites militares desconcertaron a todo el mundo. Hoy sabemos que son fundamentales para entender la muerte de las estrellas más masivas y los procesos extremos del universo. Algo parecido puede ocurrir con GRB 250702B.
Su carácter repetitivo y prolongado puede revelar nuevas formas en que la materia se comporta bajo condiciones extremas de gravedad y magnetismo. Y su origen extragaláctico lo convierte en una especie de laboratorio natural para explorar fenómenos imposibles de recrear en la Tierra.
Además, este tipo de hallazgos cumple una función cultural: recordar que, por mucho que avancemos, el cosmos siempre guarda sorpresas. La ciencia se fortalece con cada misterio.
Un futuro de incógnitas
El reto ahora es doble. Por un lado, los teóricos deben ajustar sus modelos astrofísicos para explicar cómo un objeto puede producir un GRB de un día de duración y con ráfagas repetidas. Por otro, los observadores deberán vigilar el cielo con atención para comprobar si se trata de un caso único o de la punta del iceberg de una nueva familia de explosiones cósmicas.
La buena noticia es que contamos con herramientas poderosas: satélites como el Fermi, el Swift y el Einstein Probe, telescopios terrestres de nueva generación y el propio James Webb. Todos ellos aumentan la probabilidad de captar fenómenos extraordinarios como este.
Si en los próximos años aparecen más casos similares, los astrónomos podrán trazar patrones y confirmar si GRB 250702B inaugura una nueva era en la clasificación de transientes.
Esta secuencia de imágenes muestra la evolución durante varios días del estallido de rayos gamma GRB 250702B. Este GRB se observó por primera vez el 2 de julio con telescopios de alta energía que detectaron varias llamaradas de rayos gamma en el transcurso de un día.
Un estallido que no se acaba aquí
En última instancia, este estallido es un recordatorio de la humildad con la que debemos mirar el cielo. Cada vez que creemos tener el guion del cosmos bien aprendido, aparece un fenómeno que nos obliga a reescribir capítulos enteros.
Los púlsares, los cuásares, los exoplanetas: todos fueron sorpresas en su momento. Ahora, GRB 250702B se suma a esa lista de giros argumentales del universo. Su misterio no es una barrera, sino un estímulo.
Como tantas veces en la historia de la ciencia, quizá lo más valioso no sea la respuesta inmediata, sino el impulso que genera la pregunta. El cosmos sigue hablándonos, y nosotros seguimos aprendiendo a descifrar su idioma.
El mensaje del cosmos
Sin duda alguna, el descubrimiento de GRB 250702B no es solo un dato curioso en un catálogo. Es un golpe en la mesa del conocimiento, un recordatorio de que la naturaleza cósmica aún guarda sorpresas capaces de sacudir las certezas de la astrofísica.
Su duración de un día, sus repeticiones y su carácter extragaláctico lo convierten en un fenómeno sin precedentes, que abre más preguntas de las que responde. Pero ahí radica su valor: en mostrarnos que el universo sigue siendo un territorio por explorar.
Como afirmó Levan, «si se trata de una estrella masiva, es un colapso diferente a todo lo que hemos presenciado antes». Y como asegura Martin-Carrillo, lo importante es que “hemos dado un gran paso adelante hacia la comprensión de este objeto extremadamente inusual y emocionante».
Quizá dentro de unos años, cuando sepamos más, miremos atrás y veamos en GRB 250702B no solo una rareza, sino el inicio de un nuevo capítulo en la historia de la astronomía. ▪️
Información facilitada por el ESO
Fuente: Andrew J. Levan et al. The Day-long, Repeating GRB 250702B: A Unique Extragalactic Transient. The Astrophysical Journal Letters (2025). DOI: 10.3847/2041-8213/adf8e1