Cuando la espalda duele, todo el cuerpo enferma

El dolor de espalda crónico no es solo una molestia: suele ir acompañado de enfermedades como la depresión, la artritis y los problemas cardiovasculares. Un estudio en Brasil demuestra cómo esta dolencia multiplica la discapacidad y reduce la calidad de vida.

Por Enrique Coperías

El dolor de espalda crónico, primera causa de discapacidad en el mundo, se asocia a mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, artritis y depresión, según un nuevo estudio.

El dolor de espalda crónico, primera causa de discapacidad en el mundo, se asocia a mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, artritis y depresión, según un nuevo estudio. Foto: Chris Yang

El dolor de espalda crónico, ese malestar que muchos asumen como parte inevitable de la vida adulta, no solo limita los movimientos cotidianos ni condiciona la forma de trabajar, dormir o divertirse. Un nuevo estudio llevado a cabo en Brasil revela que, detrás de esas molestias que a menudo se tratan con analgésicos de venta libre o se ignoran por resignación, se esconde un entramado mucho más serio.

En efecto, quienes sufren dolor de espalda persistente tienen más probabilidades de acumular otras enfermedades crónicas no transmisibles, desde cardiovasculares hasta la mismísima depresión. Y esa combinación no solo deteriora la salud física y mental, sino que multiplica las dificultades para desenvolverse en la vida diaria.

La investigación, publicada en la revista Brazilian Journal of Physical Therapy, analizó datos de la Encuesta Nacional de Salud de 2019, con una muestra de casi 88.000 adultos. Los resultados son contundentes: uno de cada cinco brasileños declaró sufrir dolor de espalda crónico y, entre ellos, seis de cada diez convivían con al menos otra enfermedad de larga duración.

Una dolencia masiva con impacto social

El dolor de espalda es una de las principales causas de discapacidad en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo sitúa entre los problemas de salud con mayor impacto económico, por las bajas laborales, los costes sanitarios y la pérdida de calidad de vida. En Brasil, según este estudio, el 21,6% de los adultos reportó dolor de espalda de más de un año de duración. Y el dolor de espalda es el problema de salud crónico más frecuente en España. Se estima que entre el 60% y el 80% de la población lo padecerá en algún momento de su vida, y alrededor del 15% acude cada año a un servicio médico por este motivo.

El perfil de quienes lo sufren está bien definido: son, de media, personas más mayores (51 años frente a 43), tienen un índice de masa corporal más elevado y son en mayor proporción mujeres. También aparecen más representados los individuos con niveles educativos más bajos. Dicho de otro modo: el dolor crónico de espalda no solo es un problema clínico, sino también social.

El estudio señala que un 68% de los pacientes con dolor de espalda presenta alguna limitación funcional, desde leve hasta muy grave. Más de un tercio describe esas limitaciones como moderadas a muy graves, lo que implica dificultades para trabajar, realizar tareas domésticas o mantener una vida social activa.

Dolor de espalda y enfermedades crónicas

El hallazgo más llamativo del estudio es la estrecha asociación entre el dolor de espalda y las enfermedades crónicas no transmisibles, aquellas que acompañan a la persona durante años o décadas: hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares, artritis, depresión

En la población sin dolor de espalda, la enfermedad crónica más común es la cardiovascular (22,8%), seguida de la depresión (7,7%) y la diabetes (6,7%). Pero en quienes sí lo padecen, el mapa cambia radicalmente: un 40,5% arrastra problemas cardiovasculares, un 19,3% artritis o reumatismo, y otro 19,3% depresión.

En resumen: la prevalencia de casi todas las enfermedades crónicas se dispara en este grupo. Por ejemplo, las dolencias cardíacas son un 17,7% más frecuentes que en la población sin dolor de espalda; la artritis, un 15% más; y la depresión, un 11,6% más.

Además, un 62% de quienes sufren dolor de espalda conviven con multimorbilidad, es decir, con dos o más enfermedades crónicas al mismo tiempo. Esa cifra pone de relieve un fenómeno sanitario de enorme complejidad: no se trata de un paciente con «un problema de espalda», sino de una persona atrapada en una red de condiciones que interactúan y se refuerzan mutuamente.

Siete de cada diez casos de dolor de espalda afectan a la zona lumbar, seguidos del dolor cervical (25%) y, en menor medida, del dorsal.

Siete de cada diez casos de dolor de espalda afectan a la zona lumbar, seguidos del dolor cervical (25%) y, en menor medida, del dorsal. Foto: Aakash Dhage

El círculo vicioso de la discapacidad

La combinación de dolor crónico y comorbilidades no es inocua. Según el análisis, quienes tienen dolor de espalda y alguna otra enfermedad presentan mayores niveles de limitación en sus actividades cotidianas que los que solo tienen dolor de espalda.

En concreto, la presencia de enfermedades cardiovasculares, artritis o depresión se asocia con un salto significativo hacia limitaciones más serias. Este hallazgo sugiere que la discapacidad no depende solo del dolor, sino del cóctel de enfermedades que acompañan al paciente.

«Cuando estas condiciones ocurren juntas, el impacto en la vida diaria es significativo —explica Rafael Zambelli Pinto, fisioterapeuta y profesor asociado de la Universidad de Tecnología de Sídney (Australia). Y añade—: Los adultos con dolor de espalda y artritis, por ejemplo, tienen más del doble de probabilidades de reportar serias limitaciones en su capacidad para realizar actividades cotidianas en comparación con aquellos sin esta comorbilidad específica».

Imaginemos a una mujer de 55 años con dolor lumbar crónico. Si, además, convive con hipertensión y depresión, no solo se multiplica la probabilidad de que falte al trabajo o necesite ayuda para las tareas del hogar, sino que también se eleva su riesgo de exclusión social y dependencia.

¿Por qué se acumulan estas dolencias?

El estudio no puede establecer relaciones causales —su diseño transversal lo impide—, pero se apoya en un cuerpo creciente de investigaciones internacionales que apuntan a varias hipótesis.

Por un lado, existen factores de riesgo compartidos: el sedentarismo, la obesidad, el tabaquismo o el estrés crónico predisponen tanto al dolor musculoesquelético como a las enfermedades cardiovasculares o la depresión. Por otro, el dolor persistente genera una espiral de inactividad y deterioro físico que aumenta la vulnerabilidad a otras dolencias.

«Aunque se necesita más investigación para comprender el vínculo entre el dolor de espalda crónico y otras enfermedades no transmisibles, a menudo comparten factores de riesgo subyacentes como la inactividad física, la obesidad, el estrés y el sueño de baja calidad», apunta Zambelli.

El componente social tampoco de puede obviar: un menor nivel educativo y unos ingresos económicos reducidos se relacionan con una mayor multimorbilidad y peores perspectivas de tratamiento.

👉 En contextos de desigualdad, la espalda duele más y se cura peor.

Un vacío en las guías clínicas

A pesar de que la multimorbilidad es la norma en el dolor de espalda crónico, la mayoría de guías clínicas siguen centradas en un paciente tipo sin otras complicaciones. El artículo denuncia que apenas existen recomendaciones específicas sobre cómo manejar a quienes presentan varias enfermedades crónicas a la vez.

Esto conduce a un riesgo frecuente: que el paciente reciba tratamientos fragmentados, duplicados o incluso contradictorios, con el consiguiente aumento de efectos adversos y costes innecesarios.

Algunos ensayos recientes empiezan a probar enfoques innovadores: intervenciones de estilo de vida para personas con dolor de espalda y obesidad, programas para prevenir la depresión en quienes tienen dolor persistente, o circuitos de atención multidisciplinar. Pero aún faltan estrategias consolidadas y adaptadas a la compleja realidad de la multimorbilidad.

En los pacientes con dolor de espalda crónico la multimorbilidad es habitual: un 40,5% presenta enfermedades cardiovasculares, un 19,3% artritis o reumatismo y otro 19,3% depresión

En los pacientes con dolor de espalda crónico la multimorbilidad es habitual: un 40,5% presenta enfermedades cardiovasculares, un 19,3% artritis o reumatismo y otro 19,3% depresión, además de mayor incidencia de diabetes, cáncer, asma y dolencias pulmonares. Foto: Julien Tromeur

La cara humana detrás de las cifras

Aunque el estudio se centra en Brasil, sus conclusiones son extrapolables a otros países, incluidos los de ingresos altos. «Los patrones de comorbilidad asociados al dolor de espalda parecen ser similares con independencia del nivel económico del país», señalan los autores.

Esto significa que los sistemas de salud de todo el mundo afrontan un desafío común: dejar de tratar el dolor de espalda como un problema aislado y abordarlo como una pieza central en la prevención y manejo de las enfermedades crónicas.

Más allá de los porcentajes, el informe dibuja un retrato humano reconocible. El dolor de espalda crónico no es solo el malestar que obliga a levantarse con cuidado de la cama o a renunciar a cargar peso. Es también la tristeza de quien ve limitada su vida social por la depresión, la preocupación constante por la tensión arterial o la angustia de no poder trabajar y perder ingresos.

En los testimonios recogidos en encuestas similares, muchas personas describen una sensación de «cuerpo roto», donde cada enfermedad crónica se suma a la otra en un efecto dominó. Esa carga invisible afecta no solo a la persona enferma, sino también a sus familias y a la productividad de toda la sociedad.

El reto pendiente

Los autores del estudio concluyen con un llamamiento claro: se necesitan nuevas intervenciones que prevengan o mitiguen las comorbilidades más frecuentes, en especial las cardiovasculares, la artritis y la depresión.

«Los hallazgos resaltan la necesidad urgente de que los médicos miren más allá del manejo del dolor cuando tratan a pacientes con dolor de espalda crónico. No se trata solo de la columna. Estos pacientes cargan con un peso mayor en su salud global que afecta su independencia y su calidad de vida», resume Zambelli.

Esto implica reforzar la atención primaria, apostar por programas de actividad física adaptada, integrar el apoyo psicológico y social, y diseñar políticas de salud pública que reconozcan la magnitud del problema.

En definitiva, cuando la espalda duele de forma crónica, rara vez lo hace sola. Lo acompaña un coro de enfermedades crónicas que se potencian mutuamente y que, si no se abordan de manera conjunta, condenan a millones de personas a una vida más corta, más limitada y más dolorosa. ▪️

Preguntas & Respuestas: Dolor de espalda crónico

🩻 ¿Qué es el dolor de espalda crónico?
Es un dolor que persiste durante más de tres meses, generalmente en la zona lumbar, y constituye una de las principales causas de discapacidad en el mundo.

🩻 ¿Qué enfermedades están asociadas al dolor de espalda crónico?
Las más frecuentes son las enfermedades cardiovasculares (40,5%), la artritis o reumatismo (19,3%) y la depresión clínica (19,3%). También se observa mayor prevalencia de diabetes, cáncer, asma y enfermedades pulmonares.

🩻 ¿Por qué el dolor de espalda aumenta el riesgo de otras dolencias?
Comparte factores de riesgo como el sedentarismo, la obesidad, el estrés crónico, los malos hábitos de sueño y la desigualdad social.

🩻 ¿Qué impacto tiene en la vida diaria?
Los pacientes con dolor de espalda y otras comorbilidades son más propensos a sufrir limitaciones graves en sus actividades cotidianas, lo que reduce su independencia y calidad de vida.

🩻 ¿Cómo se puede tratar o prevenir?
La investigación sugiere un enfoque integral: programas de ejercicio adaptado, atención multidisciplinar, apoyo psicológico y prevención de factores de riesgo como obesidad y sedentarismo.

  • Información facilitada por la Universidad Tecnológica de Sídney

  • Fuente: Érica de Matos Reis Ferreira, Ítalo Ribeiro Lemes, Edmar Geraldo Ribeiro, Deborah Carvalho Malta, Christopher G. Maher, James H. McAuley, Matthew D. Jones, Luiz Hespanhol, Rafael Zambelli Pinto. Prevalence of non-communicable diseases, multimorbidity, and their impact on activity limitations among adults with chronic back pain: a national population-based study in a middle-income country. Brazilian Journal of Physical Therapy (2025). DOI: https://doi.org/10.1016/j.bjpt.2025.101241.

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