¿Cómo actúa la semaglutida en el cerebro? Descubren las neuronas clave para perder peso sin náuseas

Un estudio revela cómo la semaglutida activa un grupo específico de neuronas que regulan el apetito y el metabolismo, sin causar efectos secundarios como náuseas y pérdida de masa muscular.

Por Enrique Coperías

Concepto artístico que representa cómo la semaglutida actúa en el cerebro activando neuronas específicas para reducir el apetito y promover la quema de grasa, sin causar efectos secundarios como náuseas.

Concepto artístico que representa cómo la semaglutida actúa en el cerebro activando neuronas específicas para reducir el apetito y promover la quema de grasa, sin causar efectos secundarios como náuseas. Imagen generada con DALL-E

Un nuevo estudio liderado por científicos de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, presenta un nuevo mecanismo cerebral clave que explica cómo la semaglutida, uno de los fármacos estrella en el tratamiento de la obesidad, consigue reducir el apetito y promover la pérdida de grasa sin necesidad de provocar efectos secundarios como las náuseas.

Este hallazgo podría sentar las bases para una nueva generación de medicamentos más eficaces y mejor tolerados.

¿Qué es la semaglutida y para qué sirve?

La semaglutida pertenece a la familia de los agonistas del receptor GLP-1 (GLP-1R agonistas), una clase de fármacos para regular la diabetes de tipo 2. Con el tiempo, se descubrió que estos compuestos también ayudan significativamente a reducir el peso corporal, y desde entonces se han convertido en pilares del tratamiento de la obesidad. Se vende con distintos nombres comerciales;entre ellos, Ozempic, Rybelsus y Wegovy.

No obstante, su uso no está exento de efectos secundarios. Aunque muchas personas logran perder hasta un 15% de su peso corporal en un año, algunas experimentan síntomas como náuseas, vómitos e incluso pérdida de masa muscular, un efecto indeseaable especialmente preocupante en personas mayores o con condiciones de salud delicadas.

El descubrimiento: un grupo de neuronas Adcyap1 en el tronco encefálico

El estudio, publicado en Cell Metabolism, ha identificado a un grupo muy específico de neuronas situadas en el complejo vagal dorsal (DVC) del tronco encefálico —una región que actúa como una puerta de entrada al cerebro para señales del cuerpo— como mediadoras clave de los efectos beneficiosos de la semaglutida.

Estas neuronas expresan un gen llamado Adcyap1, que coordina la síntesis de un neuropéptido conocido como PACAP, implicado en la regulación de la ingesta de alimentos y del metabolismo.

«Estas neuronas parecen ser responsables de los efectos positivos de la semaglutida, como la reducción del apetito y la pérdida de grasa corporal, pero no parecen estar implicadas en la aparición de náuseas ni en la pérdida de masa muscular» explica Júlia Teixidor-Deulofeu, primera autora del estudio y doctoranda en la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo.

¿Cómo afecta la semaglutida al cerebro?

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores utilizaron ratones modificados genéticamente y una innovadora técnica llamada TRAP2, que permite marcar y activar selectivamente las neuronas que responden a un estímulo específico, en este caso, a la semaglutida. Gracias a esta herramienta, los científicos pudieron reactivar artificialmente esas neuronas sin administrar el fármaco.

Los resultados fueron sorprendentes: al estimular únicamente las neuronas Adcyap1 del complejo vagal dorsal, los animales comieron menos, perdieron peso y utilizaron la grasa como principal fuente de energía, al igual que si hubieran recibido semaglutida. Además, esta activación no provocó los niveles de náuseas típicamente asociados al medicamento.

Cuando estas neuronas fueron eliminadas, los efectos beneficiosos del fármaco, como la pérdida de apetito y de grasa, se redujeron de forma drástica. Sin embargo, las náuseas y otros efectos secundarios persistieron.

«Esto sugiere que hemos identificado un grupo neuronal específico que es necesario para los efectos positivos del fármaco sobre el peso y el apetito, pero que no parece contribuir de forma significativa a los efectos adversos”, comenta Teixidor-Deulofeu en un comunicado de la universidad sueca.

¿Y qué pasa con las náuseas?

Los hallazgos sugieren que los circuitos cerebrales responsables de las náuseas son distintos de los que median la pérdida de peso. Así, es posible que en el futuro se puedan desarrollar tratamientos más selectivos que activen únicamente las neuronas que inducen saciedad y quema de grasa, dejando de lado las que provocan malestar.

«El gran reto ahora es traducir esta comprensión en terapias más específicas. Si logramos dirigir los tratamientos a estas neuronas, podríamos mantener los efectos positivos de la semaglutida mientras reducimos sus efectos secundarios», dice Teixidor-Deulofeu.

Implicaciones clínicas y científicas

Además de su relevancia para la práctica médica, el descubrimiento aporta una pieza clave al rompecabezas de cómo el cerebro regula el equilibrio energético.

«La semaglutida y otros agonistas del receptor GLP-1 están siendo recetados a un número cada vez mayor de personas, y también se están investigando para tratar trastornos por consumo de sustancias y enfermedades neurodegenerativas”, señala Linda Engström Ruud, investigadora principal y directora de tesis de los autores del estudio.

En palabras de Engström Ruud, «resulta crucial entender cómo funcionan realmente estos fármacos. Cuanto mejor comprendamos su mecanismo de acción, mayores serán las oportunidades de mejorarlos».

Fatiga, ahorro energético y quema de grasa

Una parte especialmente reveladora del estudio fue comprobar que, incluso cuando los ratones no tenían acceso a comida, la activación de las neuronas Adcyap1+ hacía que sus cuerpos comenzaran a utilizar la grasa almacenada como fuente principal de energía. Esta actividad se evidenció por un aumento en los niveles de cuerpos cetónicos en sangre, una señal típica de que el organismo está quemando grasa en lugar de carbohidratos.

Este fenómeno sugiere que las neuronas activadas por la semaglutida no solo regulan la ingesta, sino que también reprograman el metabolismo hacia una mayor quema de grasa, algo que tiene un enorme potencial terapéutico.

Por otro lado, la pérdida de peso inducida no parecía asociarse a una disminución significativa de la masa muscular. Esto es particularmente relevante, ya que uno de los debates actuales en torno al uso de GLP-1R agonistas es su impacto sobre la masa magra. La posibilidad de preservar músculo mientras se pierde grasa es uno de los principales objetivos en el tratamiento moderno de la obesidad.

Los estudiantes de doctorado Sebastian Blid Sköldheden y Júlia Teixidor-Deulofeu, y Linda Engström Ruud, investigadora y supervisora del estudio con la semaglutida.

Los estudiantes de doctorado Sebastian Blid Sköldheden y Júlia Teixidor-Deulofeu, y Linda Engström Ruud, investigadora y supervisora del estudio con la semaglutida. Cortesía: Josefin Bergenholtz

Obesidad inducida por la dieta: el efecto se mantiene

Los investigadores también comprobaron que en modelos de obesidad inducida por dieta (ratones alimentados con comidas altas en grasas), los resultados se mantenían: al eliminar las neuronas Adcyap1, la semaglutida era mucho menos eficaz para reducir el peso corporal y la grasa acumulada.

Esto no solo confirma la relevancia de estas neuronas en condiciones fisiológicas más cercanas a las humanas, sino que además apunta a que podrían estar implicadas en los mecanismos que hacen que algunas personas respondan mejor que otras a estos tratamientos.

El futuro de los tratamientos personalizados

Este tipo de estudios abre la puerta a diseñar medicamentos que no actúen de forma general sobre todo el sistema GLP-1, sino que se dirijan a regiones o células específicas del cerebro.

Un enfoque así podría reducir el riesgo de efectos secundarios como la náusea, al mismo tiempo que se conservan —o incluso se potencian— los efectos terapéuticos.

A largo plazo, también podría ayudar a desarrollar tratamientos más personalizados para la obesidad, adaptados al perfil neurometabólico de cada paciente. «Conocer los circuitos neuronales que están detrás de los efectos de un fármaco no es solo ciencia básica. Es una inversión directa en medicina de precisión», concluye Engström Ruud.

¿Por qué es importante este hallazgo?

  • Identifica las neuronas clave para la pérdida de peso sin náuseas

  • Permite desarrollar tratamientos más seguros y selectivos

  • Ofrece una nueva perspectiva sobre cómo el cerebro regula el hambre y la quema de grasa

  • Abre la puerta a una medicina personalizada contra la obesidad

Una pieza más del rompecabezas cerebral

En definitiva, este estudio representa un avance importante en la comprensión de cómo el cerebro regula la ingesta de alimentos y el metabolismo. También reafirma la idea de que, en medicina, los detalles importan: no todos los efectos de un medicamento provienen del mismo lugar, ni todas las neuronas responden igual.

Descubrir que un pequeño grupo de neuronas puede explicar gran parte del efecto beneficioso de un tratamiento sin generar efectos adversos es, sin duda, una excelente noticia para millones de personas que luchan contra el sobrepeso y sus consecuencias. ▪️

  • Información facilitada por la Universidad de Gotemburgo

  • Fuente: Júlia Teixidor-Deulofeu, Sebastian Blid Sköldheden, Ferran Font-Gironès, Andrej Feješ, Johan Ruud, Linda Engström Ruud. Semaglutide effects on energy balance are mediated by Adcyap1+ neurons in the dorsal vagal complex. Cell Metabolism (2025). DOI: https://doi.org/10.1016/j.cmet.2025.04.018.

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