¿Tu personalidad determina el tipo de ejercicio que prefieres? La ciencia revela cómo adaptar el entrenamiento a tu perfil psicológico

¿Sabías que tu tipo de personalidad puede predecir con qué ejercicios vas a disfrutar más? Un estudio de la University College de Londres revela que adaptar el entrenamiento a tu carácter podría ser la clave para moverte más… y sentirte mejor.

Por Enrique Coperías

En el mundo del fitness y la salud mental, una de las preguntas más frecuentes es: ¿por qué a algunas personas les cuesta tanto mantener una rutina de ejercicio físico? Un nuevo estudio da una respuesta reveladora: la clave está en la personalidad.

En el mundo del fitness y la salud mental, una de las preguntas más frecuentes es: ¿por qué a algunas personas les cuesta tanto mantener una rutina de ejercicio físico? Un nuevo estudio da una respuesta reveladora: la clave está en la personalidad. Foto: Sven Mieke

Que la motivación para hacer ejercicio varía entre personas no es ninguna sorpresa. Pero ahora, un estudio reciente llevado a cabo por investigadores de la University College de Londres (UCL), en el Reino Unido, va un paso más allá y aporta pruebas sólidas de que los rasgos de personalidad pueden ser la clave para explicar por qué algunas personas se enganchan al entrenamiento físico… y otras no.

Publicado en la revista Frontiers in Psychology, el trabajo concluye que la forma en la que disfrutamos del ejercicio físico —y el tipo de actividad que más nos gusta— está estrechamente vinculada a nuestra personalidad. Pero no solo eso: ciertos perfiles psicológicos también predicen mejorías específicas, como una mayor reducción del estrés tras un programa de entrenamiento.

¿La clave para mantenernos activos? Disfrutar lo que hacemos

«Sabemos que la población global se está volviendo cada vez más sedentaria —comenta la doctora Flaminia Ronca, primera autora del estudio e investigadora en el Instituto de Salud, Deporte y Ejercicio de la UCL. Y añade—: A menudo escuchamos a personas que intentan activarse, pero les cuesta mantener cambios duraderos. Con esta investigación, queríamos entender cómo influye la personalidad en esto, para diseñar intervenciones más efectivas en la promoción de hábitos saludables”.

El objetivo del estudio fue triple:

✅ Comprobar si los rasgos de personalidad podían predecir el estado de forma física.

✅ Identificar qué tipo de ejercicios resultaban más agradables para cada perfil.

✅ Analizar si estos rasgos influían en los resultados de un programa de entrenamiento físico.

Los investigadores se centraron en los llamados Big Five o cinco grandes rasgos de personalidad: extroversión, amabilidad, responsabilidad (peronas concienzudas), neuroticismo y apertura a la experiencia.

Los concienzudos entrenan por compromiso, no por placer. Suelen estar en buena forma física gracias a su constancia y disciplina, más que por disfrutar del ejercicio.

Los concienzudos —responsables, organizados, orientados a objetivos— entrenan por compromiso, no por placer. Suelen estar en buena forma física gracias a su constancia y disciplina, más que por disfrutar del ejercicio. Foto: Alexander Red

Una muestra diversa y un protocolo ambicioso

Para el experimento, se reclutaron 132 voluntarios del público general, con distintos niveles de condición física. La mitad fue asignada a un grupo de intervención que siguió durante ocho semanas un programa en casa que combinaba entrenamiento de fuerza con sesiones de ciclismo de distintas intensidades. El otro grupo se mantuvo como control, realizando solo estiramientos ligeros.

Los participantes pasaron por evaluaciones de condición física —como pruebas de fuerza, ejercicios de resistencia cardiovascular y composición corporal— y completaron cuestionarios sobre niveles de estrés percibido y personalidad.

Durante la primera semana del entrenamiento, además, calificaron en una escala del 1 al 7 cuánto disfrutaban cada tipo de sesión: desde rodajes ligeros de 60 minutos hasta exigentes intervalos de alta intensidad (HIIT).

Resultados que confirman intuiciones… y rompen mitos

Al analizar los datos, emergieron patrones interesantes. Uno de los más claros fue el vínculo entre extroversión y preferencia por los ejercicios de alta intensidad. Las personas extrovertidas no solo mostraron mejor rendimiento cardiovascular de base, sino que disfrutaron más de las sesiones más exigentes, como las de HIIT o el test máximo de oxígeno (V̇O2peak).

«La explicación más probable está en su necesidad de estimulación física —explica Ronca—. Los extrovertidos suelen tener un nivel basal de activación más bajo, por lo que buscan actividades que los activen, como los entrenamientos intensos y dinámicos».

En el extremo opuesto, quienes puntuaban alto en neuroticismo —un rasgo asociado con la tendencia a preocuparse, el estrés y la inestabilidad emocional— preferían sesiones menos prolongadas, con picos de esfuerzo breves. Estos participantes también mostraron cierta resistencia a ser monitorizados: evitaban, por ejemplo, registrar su frecuencia cardíaca durante el entrenamiento. Pero, paradójicamente, fueron quienes más se beneficiaron a nivel emocional.

«Encontramos que las personas con niveles más altos de neuroticismo fueron las que más redujeron su estrés tras el programa de entrenamiento — afirma el profesor Paul Burgess, coautor del estudio y experto del Instituto de Neurociencia Cognitiva de UCL—. Esto sugiere que hay beneficios particularmente importantes en este grupo».

Y añade un matiz relevante: no se trató de una mejora basada únicamente en la condición física, sino en el impacto emocional. Aunque todos los participantes del grupo de intervención mejoraron su forma física, solo aquellos con alto neuroticismo mostraron una disminución significativa de su estrés. Para los investigadores, esto indica que adaptar los programas a estos perfiles puede ser una vía prometedora para mejorar el bienestar emocional mediante el ejercicio.

Así influye la personalidad en el ejercicio físico

1. Extrovertidos: amantes del ejercicio intenso

  • Características: sociables, activos, buscan estimulación.

  • Preferencias: disfrutaron más de las sesiones de alta intensidad como el HIIT (entrenamiento de intervalos de alta intensidad) y las pruebas de esfuerzo máximo.

  • Rendimiento: mostraron mejores niveles de VO₂ máx y potencia física.

  • Interpretación: según la teoría de Eysenck (1976), los extrovertidos tienen menor activación basal y buscan estimulación adicional. El entrenamiento intenso les resulta gratificante.

👉 Recomendación personalizada: deportes de equipo, HIIT, CrossFit o sesiones grupales.

2. Neuróticos: sensibles, pero grandes beneficiados

  • Características: propensos a la ansiedad, emociones intensas, preocupación constante.

  • Preferencias: evitan el ejercicio prolongado, prefieren esfuerzos breves sin supervisión.

  • Impacto emocional: fueron quienes más redujeron sus niveles de estrés tras el programa.

  • Adherencia: evitaron registrar datos como la frecuencia cardíaca, pero completaron el programa.

👉 Recomendación personalizada: ejercicios de corta duración, apps sin supervisión constante, entrenamiento autónomo.

3. Concienzudos: constantes y disciplinados

  • Características: responsables, organizados, orientados a objetivos.

  • Rendimiento: mejor forma física basal (más fuerza, menor grasa corporal, más horas de actividad).

  • Motivación: no disfrutan especialmente el ejercicio, pero lo hacen por convicción.

  • Adherencia: fueron los más regulares, aunque no los que más progresaron durante el estudio.

«Los concienzudos entrenan por salud, no por disfrute —apunta Ronca—. Su motivación es más cognitiva que emocional».

👉 Recomendación personalizada: rutinas planificadas, objetivos medibles, apps con seguimiento de metas (como Strava, Garmin, etc.).

4. Abiertos a la experiencia: curiosos, pero menos motivados por la intensidad

  • Características: creativos, introspectivos, buscan novedades.

  • Preferencias: disfrutaron menos de los ejercicios intensos.

  • Hipótesis: su mayor conciencia corporal puede hacerles más sensibles a la incomodidad física.

👉 Recomendación personalizada: disciplinas conscientes como yoga, pilates, senderismo o baile.

5. Amables: cooperativos y empáticos, pero sin gran implicación deportiva

  • Características: cálidos, tolerantes, colaborativos.

  • Preferencias: valoran la armonía, pero no destacan en preferencias deportivas.

  • Disfrute: mayor satisfacción en sesiones suaves.

👉 Recomendación personalizada: actividades recreativas, en grupo, con fines sociales o solidarios (como caminatas comunitarias).

Mejoras objetivas en todos los perfiles

Más allá de las diferencias en preferencias y motivaciones, el dato más esperanzador es que todos los participantes que completaron el programa mejoraron en indicadores clave: mayor VȮ2 máx, más repeticiones en flexiones, mayor duración en la plancha abdominal y más tiempo semanal dedicado al ejercicio.

Esto demuestra que, independientemente del perfil psicológico, el ejercicio funciona. La clave, según los expertos, es encontrar una fórmula que resulte sostenible.

La gente de carácter amable y empático, valoran la armonía, pero no destacan en preferencias deportivas. Suele preferir las actividades recreativas en grupo

La gente de carácter amable y empático, valoran la armonía, pero no destacan en preferencias deportivas. Suele preferir las actividades recreativas en grupo. Foto: Felix Rostig

Todos mejoraron físicamente… independientemente de su personalidad

Los hallazgos del estudio abren una vía innovadora para promover la actividad física: diseñar planes de entrenamiento personalizados según la personalidad de cada individuo. No se trata solo de prescribir ejercicio, sino de acertar con el tipo de actividad que una persona va a disfrutar, y por tanto, a mantener en el tiempo.

Ronca lo resume así: «Detectamos vínculos claros entre ciertos rasgos y el tipo de ejercicio que más gustaba a los participantes. Esto es importante porque podríamos utilizar esta información para personalizar las recomendaciones de ejercicio, y así ayudar a las personas a volverse —y mantenerse— activas».

Por ejemplo, para una persona extrovertida, un programa ideal podría incluir HIIT, sesiones grupales o actividades que impliquen competición. En cambio, para alguien con neuroticismo elevado, puede ser más efectivo ofrecer rutinas privadas, sin seguimiento constante, con ejercicios de esfuerzo corto pero intenso.

Aplicaciones prácticas: hacia una nueva era del fitness personalizado

El estudio también plantea la necesidad de herramientas más específicas para analizar la relación entre personalidad y actividad física. Actualmente, la mayoría de investigaciones se apoyan en modelos amplios como los Big Five, pero los autores sugieren que sería útil desarrollar cuestionarios específicos centrados en cómo se manifiestan estos rasgos en el contexto del entrenamiento.

En palabras de Ronca, el estudio aporta una evidencia sólida de que la personalidad influye en cómo percibimos el ejercicio, qué tipo de entrenamiento nos gusta más y cómo respondemos, tanto física como emocionalmente, a un programa. Y aunque todos los perfiles pueden mejorar con la práctica, adaptar los entrenamientos a las características psicológicas individuales podría marcar la diferencia entre el abandono y la constancia.

«Lo más importante que puede hacer alguien para mantenerse activo es encontrar una actividad que le guste. Así tendrá muchas más probabilidades de continuar con ella», concluye el equipo investigador.

Quizá la próxima vez que busques una rutina de ejercicios, la pregunta no sea solo qué quieres entrenar… sino quién eres. ▪️

  • Información facilitada por la University College de Londres

  • Fuente: Flaminia Ronca et al. Personality traits can predict which exercise intensities we enjoy most, and the magnitude of stress reduction experienced following a training program. Frontiers in Psychology (2025). DOI: 10.3389/fpsyg.2025.1587472

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