Un hongo con aroma floral podría acabar con los mosquitos que transmiten la malaria y el dengue

Un hongo modificado para oler a flor promete convertirse en el nuevo enemigo de los mosquitos que propagan enfermedades mortales. Su perfume dulce, irresistible para los insectos, podría ser la trampa biológica «perfecta» para frenar la expansión de malaria y el dengue sin usar pesticidas.

Por Enrique Coperías

Mosquitos utilizados en los experimentos dentro de un contenedor y con el hongo perfumado que imita el olor de las flores cultivado en placas de Petri.

Mosquitos utilizados en los experimentos dentro de un contenedor y con el hongo perfumado que imita el olor de las flores cultivado en placas de Petri. Crédito: Mark Sherwood y Raymond St. Leger / Universidad de Maryland.

En la lucha global contra los mosquitos transmisores de enfermedades como la malaria, el dengue o el zika, responsables de cientos de miles de muertes cada año, un equipo internacional de científicos ha desarrollado una solución biotecnológica inesperada: un hongo con aroma de flor capaz de atraer y eliminar mosquitos de forma natural y segura.

Investigadores de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, han modificado genéticamente una cepa del hongo filamentoso Metarhizium, habitual en el control biológico de insectos, para que imite el dulce olor de las flores y así engañar a los mosquitos, que acuden en busca de néctar.

La innovación, descrita en la revista Nature Microbiology, podría convertirse en una nueva herramienta sostenible contra los vectores de enfermedades tropicales, en un contexto en el que los pesticidas químicos pierden eficacia por la resistencia creciente de los insectos.

Un «perfume» letal inspirado en la naturaleza

«Los mosquitos necesitan las flores porque se alimentan de su néctar, y se sienten atraídos por su olor —explica Raymond St. Leger, profesor distinguido de Entomología y coautor del estudio. Y añade—: Descubrimos que algunos hongos pueden engañar a los mosquitos haciéndoles creer que son flores, y decidimos potenciar ese efecto modificándolos para que produjeran más longifoleno, llamado también junipeno, un compuesto de aroma dulce muy común en la naturaleza. Hasta ahora no se sabía que el longifoleno atrajera a los mosquitos, pero la naturaleza nos dio una pista de qué podía funcionar contra ellos».

El resultado es un perfume letal: un hongo que emite un olor irresistible para los mosquitos y los infesta en cuanto se posan sobre él. En ensayos de laboratorio, esta cepa modificada eliminó entre el 90 % y el 100 % de los ejemplares, incluso en salas grandes con presencia de olores humanos o flores reales.

Según St. Leger, el sistema es fácil de aplicar: basta con colocar las esporas del hongo en un recipiente, en interiores o exteriores, donde el longifoleno se libera lentamente durante meses, manteniendo su eficacia sin necesidad de mantenimiento.

El entomólogo St. Leger y sus colaboradores del laboratorio comprueban los mosquitos muertos a causa de la infestación por el hongo perfumado.

El entomólogo St. Leger y sus colaboradores del laboratorio comprueban los mosquitos muertos a causa de la infestación por el hongo perfumado. Cortesía: UMD Science

Seguro, sostenible y dirigido solo a los mosquitos

El investigador subraya que el hongo es completamente seguro para las personas. «El longifoleno se usa desde hace tiempo en perfumes y tiene un historial de seguridad sólido, lo que lo hace mucho más seguro que los pesticidas químicos tradicionales —afirma el entomólogo. Y añade—: Además, tanto el hongo como su sistema de liberación están diseñados para afectar solo a los mosquitos, y el compuesto se degrada naturalmente en el ambiente».

A diferencia de los insecticidas convencionales, este enfoque biológico es casi imposible de eludir para los mosquitos.

🗣️ «Si los mosquitos evolucionaran para evitar el longifoleno, dejarían también de responder al olor de las flores, y sin flores no pueden sobrevivir—explica St. Leger—. Y si eso ocurriera, podríamos modificar el hongo para producir otros aromas florales, lo que lo convierte en una tecnología adaptable y evolutiva».

Cambio climático y expansión de los mosquitos

Además de eficaz, la tecnología es económica y escalable. Otras variantes del hongo Metarhizium ya se cultivan en numerosos países sobre materiales de bajo coste, como estiércol de pollo, cáscaras de arroz o restos de trigo. Esa facilidad de producción local podría resultar clave para reducir las muertes por enfermedades transmitidas por mosquitos en regiones con menos recursos, especialmente en África, Asia y América Latina.

El propio St. Leger advierte de que la amenaza de los mosquitos no deja de crecer. Con el calentamiento global y los cambios en los ecosistemas, las especies portadoras de virus tropicales se están expandiendo hacia nuevas regiones, incluso en Estados Unidos y Europa. Según la OMS, más de 3.900 millones de personas en más de 132 países corren el riesgo de contraer el dengue, la infección vírica más prevalente que transmiten mosquitos del género Aedes, y se estima que cada año causa 96 millones de casos sintomáticos y 40.000 muertes. Y el mosquito Anopheles provoca 249 millones de casos anuales de malaria en todo el mundo y más de 608.000 muertes, la mayoría de ellas en niños menores de cinco años.

«A los mosquitos les encantan muchas de las transformaciones que estamos provocando en el planeta —advierte St. Leger—. Ahora mismo queremos aplicar este enfoque en África, Asia y Sudamérica, pero quizá algún día lo necesitemos también en nuestras propias comunidades».

Próximos pasos: pruebas a gran escala y aprobación regulatoria

El equipo ya prepara ensayos a gran escala en exteriores para evaluar la eficacia real del método y obtener la aprobación regulatoria necesaria antes de su distribución comercial.

«No existe una bala de plata que acabe con los mosquitos en todo el mundo —sentencia St. Leger. Y conclute—: Nuestro objetivo es ofrecer un conjunto diverso y flexible de herramientas biológicas que puedan adaptarse a cada región y especie de mosquito. En última instancia, se trata de dar más opciones para salvar vidas».

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