¿Dormir con la luz encendida puede dañar el corazón? Un estudio dice que sí

Dormir con una luz encendida podría estar perjudicando silenciosamente tu salud cardiovascular. Un estudio masivo, el más grande hasta la fecha, revela que la exposición nocturna a la luz artificial aumenta significativamente el riesgo de sufrir infartos, ictus, insuficiencia cardíaca y fibrilación auricular.

Por Enrique Coperías

La ciencia lo confirma: la exposición a la luz nocturna podría aumentar el riesgo de padecer infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, ictus y fibrilación auricular.

La ciencia lo confirma: la exposición a la luz nocturna podría aumentar el riesgo de padecer desde un infarto de miocardio hasta un ictus. Foto: Klara Kulikova

Por primera vez, un equipo internacional de investigadores ha encontrado pruebas sólidas de que la exposición a la luz durante la noche —esa lámpara encendida, la televisión funcionando o incluso la luz de una farola filtrándose por la ventana— podría aumentar de forma significativa el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares graves, como infartos, insuficiencia cardíaca y accidentes cerebrovasculares.

A esta conclusión ha llegado un estudio publicado en medRxiv en el que han participado casi 89.000 voluntarios británicos y que analiza de manera inédita los efectos del entorno lumínico nocturno sobre la salud del corazón.

No es una noticia nueva que la alteración de los ritmos circadianos, como ocurre en los trabajadores nocturnos, afecta negativamente al organismo. Pero hasta ahora, la mayoría de los estudios se basaban en estimaciones ambientales, como la iluminación de las calles analizada desde satélites, o en pequeñas cohortes.

Este nuevo trabajo, sin embargo, pone el foco directamente en la exposición personal a la luz, monitorizada con sensores colocados en la muñeca de los voluntarios durante una semana, y seguida a lo largo de casi una década.

¿Qué dice la evidencia científica?

Los resultados son contundentes: las personas expuestas a los niveles más altos de luz durante la noche tenían entre un 23% y un 56% más de probabilidades de desarrollar diversas enfermedades del corazón en comparación con quienes caían en brazos de Morfeo en total oscuridad. Esta diferencia porcentual incluye un 32% más de riesgo de enfermedad coronaria, un 47% más de infartos de miocardio y un 56% más de insuficiencia cardíaca.

«Dormir con luz no es tan inofensivo como parece —afirma Daniel P. Windred, investigador de la Universidad de Flinders (Australia) y autor principal del estudio. Y continúa—: Nuestros hallazgos muestran que la exposición nocturna a la luz es un factor de riesgo cardiovascular que hasta ahora había pasado desapercibido, pero que podría tener implicaciones importantes en la prevención».

El estudio, realizado con datos del UK Biobank, un gran proyecto de investigación médica con más de medio millón de voluntarios británicos, recopiló alrededor de 13 millones de horas de exposición a la luz a través de sensores portátiles. Los participantes tenían una media de edad de 62 años al inicio del seguimiento, y no presentaban enfermedades cardiovasculares previas.

Cinco dolencias cardiacas en el candelero

A lo largo de los casi diez años de seguimiento posterior, los investigadores identificaron cinco procesos patológicos clave asociados a dormir con o sin luz:

Enfermedad de las arterias coronarias.

Infarto de miocardio.

✅ Insuficiencia cardíaca.

Fibrilación auricular.

Accidente cerebrovascular o ictus.

La probabilidad de desarrollar cualquiera de estas dolencias se incrementaba con la intensidad de la luz nocturna a la que estaban expuestos los participantes, en una relación clara de dosis-respuesta.

¿Y qué pasa con la luz natural durante el día?

Este riesgo elevado se mantuvo incluso después de ajustar los resultados por factores como la edad, el nivel educativo, la actividad física, el consumo de tabaco o alcohol, la dieta, la calidad del sueño e incluso la predisposición genética. Es decir, el efecto de la luz no parece ser un simple reflejo de otros hábitos poco saludables, sino un agente de riesgo en sí mismo.

En cambio, estar más expuesto a luz natural durante el día parecía tener un efecto protector: quienes disfrutaban de días más luminosos tenían un riesgo menor de enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca y accidentes cerebrovasculares.

Sin embargo, este efecto se reducía al considerar otros factores como la actividad física y la dieta, lo que sugiere que la luz diurna podría estar asociada a un estilo de vida más saludable en general.

Ver la televisión en la cama puede parecer una forma inofensiva de relajarse, pero según un estudio reciente, esa luz artificial durante la noche podría alterar los ritmos circadianos y aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

Ver la televisión en la cama puede parecer una forma inofensiva de relajarse, pero según un estudio reciente, esa luz artificial durante la noche podría alterar los ritmos circadianos y aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Foto: George Tk

Por qué la luz nocturna afecta al corazón

Pero ¿por qué es tan perjudicial la luz durante la noche? La clave está en el reloj biológico. La luz artificial nocturna altera el ritmo circadiano, un mecanismo interno que regula múltiples procesos fisiológicos, desde la presión arterial hasta la secreción de hormonas.

Esta alteración puede generar una cascada de efectos adversos: hipertensión, inflamación crónica, alteración del metabolismo de la glucosa, e incluso mayor tendencia a la coagulación sanguínea. Todo ello desemboca en un terreno fértil para que aparezcan enfermedades del corazón.

El estudio también revela que el impacto de la luz nocturna no es igual para todos. Las mujeres, por ejemplo, parecen ser más sensibles a sus efectos. En ellas, la relación entre luz nocturna y riesgo de insuficiencia cardíaca y enfermedad coronaria fue más fuerte que en los hombres. También se observó que los jóvenes (dentro de la cohorte mayor de cuarenta años) perdían parte de su protección natural frente a estas enfermedades si estaban expuestos a noches brillantes.

¿Cuánta luz es peligrosa?

«Estos resultados son especialmente preocupantes porque muchas personas no son conscientes de cuánta luz hay en su dormitorio por la noche —alerta Sean W. Cain, coautor del estudio—. Y cada vez es más común dormir con dispositivos electrónicos encendidos o en zonas urbanas con fuerte contaminación lumínica».

Los investigadores clasificaron la luz nocturna en percentiles. Aquellos en el 10% con más luz por la noche (por ejemplo, niveles similares a una pantalla de televisión encendida o farolas potentes) presentaban el mayor riesgo.

Los autores destacan que su investigación es la más grande jamás realizada sobre exposición personal a la luz y salud cardiovascular. Además, su metodología —basada en sensores individuales y datos clínicos de largo plazo— ofrece una mayor precisión que estudios anteriores que usaban imágenes satelitales o cuestionarios subjetivos.

Es hora de tomarse en serio la oscuridad nocturna

Con todo, los propios investigadores reconocen ciertas limitaciones. Por un lado, el seguimiento de la exposición lumínica se limitó a una semana, lo que podría no reflejar completamente los hábitos de cada persona a largo plazo. Por otro, el perfil de los participantes del Biobanco del Reino Unido no es del todo representativo de la población general —en su mayoría blancos, con niveles educativos y de ingresos por encima del promedio—, lo que plantea dudas sobre la generalización de los resultados a otros grupos sociales o étnicos.

Además, se trata de un estudio observacional. Aunque la asociación entre luz nocturna y enfermedades cardíacas es clara, no se puede asegurar con certeza que la exposición lumínica sea la causa directa. Para eso, serían necesarios ensayos clínicos que manipulen directamente la iluminación en el entorno de sueño durante años.

¿Qué puedes hacer para proteger tu salud cardíaca?

Basado en los hallazgos, los expertos proponen incluir una nueva recomendación en las guías de prevención cardiovascular:

✅ Cómo reducir la exposición a luz nocturna:

  • Usa cortinas opacas o tipo blackout.

  • Apaga o elimina fuentes de luz azul como móviles y tabletas al menos una hora antes de dormir.

  • Evita dormir con la televisión encendida.

  • Usa luces cálidas y tenues si necesitas iluminación mínima por la noche.

  • Considera una mascarilla para dormir si no puedes controlar la luz ambiental.

Aun así, los expertos creen que estos hallazgos bastan para lanzar un mensaje claro: es hora de tomarse en serio la oscuridad nocturna.

Las recomendaciones actuales para cuidar el corazón incluyen una dieta equilibrada, hacer ejercicio con regularidad, dormir bien y evitar alcohol y tabaco. Este estudio sugiere añadir una nueva pauta: proteger la noche de la luz artificial. Dormir en completa oscuridad podría ser una de las formas más simples —y hasta ahora olvidadas— de cuidar nuestra salud cardiovascular.

«Cuidar nuestro ritmo circadiano puede ser tan importante como cuidar lo que comemos o cuánto caminamos”, concluye Windred. “Y eso empieza, literalmente, por apagar la luz antes de dormir». ▪️

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