Un fósil de 1,5 millones de años en Etiopía reescribe la historia de la primera migración humana

Un cráneo hallado en el noreste de Etiopía revela que los primeros ancestros humanos que salieron de África no eran como imaginábamos. El fósil, de 1,5 millones de años, muestra una sorprendente mezcla de rasgos arcaicos y modernos que obliga a replantear el origen del Homo erectus y las primeras migraciones humanas.

Por Enrique Coperías

Fragmentos del rostro y los dientes de DAN5 fueron reconstruidos digitalmente para obtener el cráneo más completo de un ancestro humano de esta época en el Cuerno de África.

Fragmentos del rostro y los dientes del fósil DAN5 de Gona (Etiopía) fueron reconstruidos digitalmente para obtener el cráneo más completo de un ancestro humano de esta época en el Cuerno de África. Crédito: Dra. Karen L. Baab. Escaneos del Museo Nacional de Etiopía / Fotografías de M. Rogers y G. Suwa

La historia de los primeros pasos de la humanidad fuera de África se ha contado durante décadas como un relato relativamente ordenado: una nueva especie, Homo erectus, surge en el continente africano hace alrededor de dos millones de años, desarrolla un cerebro mayor, un cuerpo más moderno y una tecnología más sofisticada, y se convierte en el primer homínido capaz de colonizar otros territorios de Eurasia.

Sin embargo, como suele ocurrir en paleoantropología, cada nuevo fósil relevante tiene el potencial de desbaratar los esquemas previos. Eso es exactamente lo que ha sucedido con un cráneo de 1,5 millones de años hallado en Gona, en el noreste de Etiopía.

El fósil, conocido como DAN5/P1, no es un recién llegado a la literatura científica. Sus fragmentos se recuperaron hace años en un yacimiento del valle del Rift etíope, una región fundamental para comprender los orígenes del género Homo. Pero ahora, gracias a una nueva y minuciosa reconstrucción del rostro y del cráneo completo, los investigadores han podido observar con un nivel de detalle inédito cómo era realmente este homínido que vivió en un momento crucial de la evolución humana.

🗣️ «Ya sabíamos que el fósil DAN5 tenía un cerebro pequeño, pero esta nueva reconstrucción muestra que el rostro también es más primitivo que el del Homo erectus africano clásico de la misma antigüedad —explica Karen Baab, paleoantropóloga de la Midwestern University (Estados Unidos) e investigadora principal del estudio, que ha sido publicado en la revista Nature Communications. Y añade—: Una posible explicación es que la población de Gona conservó la anatomía de la población que salió originalmente de África aproximadamente 300.000 años antes».

Un rostro primitivo en un «Homo erectus» temprano

El resultado de esta investigación no encaja del todo con la imagen clásica de Homo erectus. El cráneo de Gona presenta una combinación sorprendente de rasgos anatómicos:

✅ Por un lado, exhibe características propias del Homo erectus, como un toro supraorbital robusto —el prominente arco óseo sobre los ojos— y una arquitectura craneal avanzada.

✅ Por otro, conserva un cerebro pequeño y rasgos faciales y dentales claramente más primitivos, similares a los de especies anteriores como el Homo habilis.

Este mosaico anatómico obliga a replantear cómo, cuándo y de qué manera surgió la especie que protagonizó la primera gran diáspora humana.

Cómo se reconstruyó el cráneo: tecnología digital y paleoantropología

El volumen cerebral del individuo de Gona, estimado en unos 598 centímetros cúbicos, es llamativamente reducido para lo que se suele considerar un Homo erectus. Es una cifra comparable a la de homínidos más antiguos y muy inferior a la de otros fósiles africanos contemporáneos, como los encontrados en la región de Turkana, en Kenia.

Sin embargo, su cráneo no es simplemente arcaico. La forma del neurocráneo, la estructura de la bóveda craneal y algunos detalles del rostro indican que este homínido ya estaba claramente dentro del linaje erectus, aunque en una versión más basal y menos especializada.

La nueva reconstrucción facial, realizada a partir de escaneos de alta resolución y técnicas digitales avanzadas, ha sido clave para llegar a estas conclusiones. Hasta ahora, gran parte del debate se había centrado en la forma del cerebro y de la bóveda craneal, pero el rostro y la dentición aportan información esencial para distinguir entre especies cercanas. En el caso de DAN5/P1, la cara es relativamente corta y poco proyectada hacia delante, con una región nasal estrecha y un maxilar que recuerda más a los primeros Homo que a los Homo erectus africanos más conocidos.

🗣️ «Era un rompecabezas tridimensional muy complicado, y además uno en el que no conoces el resultado exacto de antemano. Afortunadamente, sí sabemos en términos generales cómo encajan los rostros, así que no partíamos de cero», relata Baab sobre el proceso de reconstrucción virtual del cráneo.

También los dientes cuentan su propia historia. Los molares son grandes, especialmente el tercer molar, un rasgo considerado primitivo. Los premolares, en cambio, son pequeños, algo más acorde con Homo erectus. Este patrón mixto refuerza la idea de que la evolución no avanzó al unísono en todos los aspectos del cuerpo. El cerebro, la cara y la dentición no cambiaron de forma sincronizada, sino a ritmos distintos y posiblemente en poblaciones diferentes.

Mapa que muestra las posibles rutas de migración del ancestro humano Homo erectus en África, Europa y Asia durante el Pleistoceno temprano.

Mapa que muestra las posibles rutas de migración del ancestro humano Homo erectus en África, Europa y Asia durante el Pleistoceno temprano. Se indican fósiles clave de Homo erectus y de la especie anterior Homo habilis, incluida la nueva reconstrucción facial del fósil DAN5 de Gona (Etiopía), datado en 1,5 millones de años. Crédito: Dra. Karen L. Baab. Escaneos del Museo Nacional de Etiopía, Museos Nacionales de Kenia y Museo Nacional de Georgia.

Qué nos dice DAN5 sobre la primera salida de África

Este hallazgo tiene implicaciones profundas para entender las primeras migraciones humanas. Si hace entre 1,6 y 1,5 millones de años coexistían en África homínidos con cerebros pequeños y rasgos arcaicos junto a otros con cerebros mayores y anatomía más moderna, la pregunta es inevitable: ¿cuál de ellos salió de África? ¿Fue una única población bien definida o varias, con diferentes combinaciones de rasgos, las que protagonizaron la expansión hacia Eurasia?

Los fósiles de Dmanisi, en Georgia, con una antigüedad de unos 1,8 millones de años, ya habían mostrado que los primeros homínidos fuera de África eran sorprendentemente variables y, en algunos casos, de cerebro pequeño. El cráneo de Gona refuerza esta idea y sugiere que esa diversidad no era una rareza local, sino una característica general de las poblaciones humanas tempranas.

«Nunca olvidaré la sorpresa que sentí cuando la doctora Baab me mostró por primera vez el rostro y la mandíbula reconstruidos», recuerda Yousuke Kaifu, paleoantropólogo de la Universidad de Tokio (Japón) y coautor del estudio.

En otras palabras, la dispersión fuera de África pudo haber sido protagonizada por homínidos que, desde un punto de vista anatómico, todavía estaban lejos del Homo erectus clásico que durante mucho tiempo se tomó como modelo.

Herramientas de piedra antes que grandes cerebros

El contexto arqueológico de Gona añade otra capa de complejidad. En los mismos niveles donde apareció el cráneo se han encontrado herramientas de piedra tanto del modo 1 —lascas simples y núcleos, asociados tradicionalmente al Homo habilis— como del modo 2 o achelense, que se caracteriza por bifaces más elaborados. Esto indica que la innovación tecnológica no dependía necesariamente de un gran aumento del cerebro o de una anatomía plenamente moderna.

🗣️ «Es extraordinario que este Homo erectus de DAN5 estuviera fabricando tanto herramientas olduvayenses como bifaces achelenses tempranos, una de las evidencias más antiguas de ambas tradiciones tecnológicas asociadas directamente a un fósil humano», subraya Sileshi Semaw, codirector del proyecto de investigación en Gona.

Los cambios en la dieta, el uso de herramientas y la expansión geográfica pudieron preceder, o al menos no coincidir exactamente, con las transformaciones anatómicas más visibles.

Un origen africano más complejo de lo que pensábamos

Para los investigadores, el fósil de Gona apunta a una estructura poblacional compleja en el África del Pleistoceno temprano. En lugar de una transición limpia y lineal de una especie a otra, habría existido una red de poblaciones parcialmente aisladas, adaptadas a distintos entornos del valle del Rift y con trayectorias evolutivas ligeramente diferentes.

Fotomontaje de los cinco principales elementos que componen el cráneo fósil DAN5.

Fotomontaje de los cinco principales elementos que componen el cráneo fósil DAN5. Crédito: Dr. Michael Rogers.

«Este cráneo recién reconstruido subraya aún más la diversidad anatómica que se observa en los primeros miembros de nuestro género Homo, una diversidad que muy probablemente aumentará con futuros descubrimientos», señala Michael Rogers, codirector del proyecto del Departamento de Antropología, en la Universidad Estatal del Sur de Connecticut.

Este escenario también ayuda a explicar por qué resulta tan difícil trazar fronteras claras entre especies como el Homo habilis y el Homo erectus. El cráneo DAN5/P1 se sitúa justo en esa zona gris, desdibujando categorías que, aunque útiles, pueden simplificar en exceso una realidad mucho más diversa.

En última instancia, el cráneo de Gona nos recuerda que la evolución humana no fue una marcha triunfal hacia un modelo predeterminado, sino un proceso irregular, lleno de experimentos, callejones sin salida y coexistencia de formas distintas.

🗣️ «Los fósiles más antiguos atribuidos a Homo erectus proceden de África, y la nueva reconstrucción fósil muestra que también existieron allí fósiles de transición, por lo que tiene sentido que esta especie surgiera en el continente africano. Pero el fósil DAN5 es posterior a la primera salida de África, así que también son posibles otras interpretaciones», matiza Baab.

Qué preguntas quedan abiertas sobre la evolución humana

Las primeras migraciones fuera de África no estuvieron protagonizadas por un único superhumano primitivo, sino probablemente por poblaciones diversas, con capacidades tecnológicas notables pero anatomías en transición.

«Comparar DAN5 con otros fósiles europeos tempranos no solo profundizará nuestra comprensión de la variabilidad facial dentro de Homo erectus, sino que también arrojará luz sobre cómo la especie se adaptó y evolucionó», explica Sarah Freidline, antropóloga de la Universidad de Florida Central y coautora del estudio.

Cada nuevo fósil como DAN5/P1 no solo añade una pieza al puzle de la evolución humana, sino que obliga a cambiar la imagen completa. Y en ese reajuste constante reside, quizá, una de las lecciones más fascinantes de la paleoantropología: que nuestros orígenes humanos son mucho más complejos, y mucho más humanos, de lo que durante mucho tiempo quisimos creer.

«Vamos a necesitar varios fósiles más datados entre uno y dos millones de años para poder aclarar esta cuestión», concluye Rogers.▪️

Anterior
Anterior

Cuando el ADN falla: un nuevo método forense identifica personas a partir del cabello

Siguiente
Siguiente

La psilocibina muestra más potencial que el cannabis para tratar el trastorno obsesivo-compulsivo resistente