Jugar a Super Mario y Yoshi puede reducir el riesgo de «burnout» en jóvenes adultos
En una época marcada por el agotamiento constante y la presión de estar siempre disponibles, un estudio científico apunta a una solución inesperada. Echarse unas partidas de Super Mario y Yoshi no solo entretiene, sino que puede ayudar a reducir el riesgo de «burnout» en jóvenes adultos al reactivar el asombro y la felicidad.
Por Enrique Coperías
Un estudio científico revela cómo los videojuegos clásicos, como el Mario Bross, activan el asombro infantil, aumentan la felicidad y amortiguan el agotamiento psicológico. Cortesía: Nintendo
El agotamiento físico y emocional, el famoso burnout, se ha convertido en una epidemia silenciosa entre los adultos jóvenes. Jornadas interminables, precariedad laboral, presión académica, salud mental, hipervigilancia digital y una sensación persistente de que nunca se llega a todo.
En ese contexto de cansancio estructural, la solución suele buscarse en terapias, desconexiones forzadas o cambios vitales profundos. Pero una nueva investigación científica propone una vía inesperada y mucho más sencilla: jugar a Super Mario Bros. o a Yoshi.
No se trata de una defensa ingenua del escapismo ni de un canto nostálgico a la infancia perdida. El estudio, publicado en la revista científica JMIR Serious Games y liderado por los investigadores Winze Tam y Andreas Benedikt, del Imperial College de Londres (Reino Unido), y Congcong Hou, de la Kyushu Sangyo University (Japón), sostiene que estos videojuegos clásicos pueden reducir el riesgo de burnout en adultos jóvenes al activar una emoción poco estudiada en la ciencia del bienestar: el asombro infantil.
Qué analizó la investigación sobre Super Mario y Yoshi
Los autores partieron de una pregunta sencilla pero ambiciosa: ¿pueden videojuegos tan populares y aparentemente triviales como Super Mario y Yoshi tener un efecto medible sobre el bienestar psicológico de los jóvenes adultos? La respuesta, tras entrevistas en profundidad y un amplio cuestionario, es afirmativa. Y la clave no está solo en la distracción o en el descanso mental, sino en algo más profundo: la capacidad de estos mundos virtuales para devolver a los jugadores una mirada curiosa, lúdica y menos cínica sobre la realidad.
La investigación se desarrolló en dos fases:
1️⃣ Los científicos entrevistaron a 41 estudiantes universitarios, todos ellos con experiencia previa jugando a títulos de las sagas Super Mario Bros. o Yoshi. Las conversaciones, largas y abiertas, exploraban cómo se sentían al jugar, qué emociones les despertaban y si percibían algún impacto en su vida cotidiana.
2️⃣ Después, el equipo amplió el foco con una encuesta a 336 universitarios. El cuestionario medía tres variables clave: el grado de asombro infantil que provocaba el juego, el nivel general de felicidad y el riesgo de burnout, entendido como una combinación de agotamiento emocional, desconfianza y sensación de ineficacia personal.
Muchos participantes describen sensaciones de calidez emocional al recorrer sus paisajes coloridos o de paz al habitar los mundos artesanales de Yoshi, un dinosaurio híbrido antropomórfico perteneciente a la franquicia de Mario. Cortesía: Nintendo
Por qué el asombro infantil reduce el riesgo de burnout
Los resultados trazan una cadena fácil de seguir. Cuanto más intensamente los jugadores experimentaban ese asombro —esa capacidad de sorprenderse con detalles pequeños, colores, sonidos o descubrimientos—, mayor era su nivel de felicidad vital. Y cuanto mayor era esa felicidad, menor resultaba su riesgo de agotamiento.
De hecho, el análisis estadístico muestra que el asombro no reduce directamente el burnout, sino que lo hace a través de la felicidad: es este estado emocional el que actúa como amortiguador frente al desgaste psicológico.
Puede sonar abstracto, pero los testimonios recogidos en las entrevistas apuntan a todo lo contrario. Muchos participantes describen sensaciones de alivio inmediato al escuchar la música inicial de Super Mario, de calidez emocional al recorrer sus paisajes coloridos o de paz al habitar los mundos artesanales de Yoshi. Algunos hablan de «volver a ser niños», otros de una «vacaciones mentales» o de una tregua frente a la ansiedad cotidiana.
🗣️Un estudiante resumía así la experiencia: «Cuando juego, dejo de pensar en lo que tengo que demostrar. Simplemente salto, corro y miro alrededor». Otro señalaba que, tras jugar, «volvía a fijarse en cosas que había dejado de ver: las nubes, la lluvia, la luna por la ventana».
El videojuego no sustituía la realidad, sino que parecía reencantarla, afirman los autores de este trabajo, Winze Tam, Congcong Hou y Andreas Benedikt .
Atención plena, recompensas claras y mundos amables
Desde el punto de vista de la psicología, los investigadores explican este efecto por varios mecanismos. Y destacan estros tres:
✅ Estos videojuegos exigen atención plena: coordinar saltos, calcular tiempos, explorar caminos ocultos. Esa concentración desplaza temporalmente la rumiación mental, uno de los motores del burnout.
✅ Ofrecen recompensas claras y predecibles: el esfuerzo se traduce en monedas, niveles superados o secretos descubiertos, algo que contrasta con la incertidumbre del mundo real.
✅ Super Mario y Yoshi presentan universos deliberadamente amables. No hay violencia realista ni tensión constante. Los enemigos son caricaturescos, el fracaso no se castiga con dureza y el error forma parte natural del aprendizaje. Es un entorno donde se puede fallar sin consecuencias graves, insistir sin vergüenza y disfrutar del proceso. Justo lo contrario de muchos espacios educativos y laborales contemporáneos.
Paisaje colorido de Super Mario Bros. Wonder. La estética luminosa, los escenarios amables y el tono lúdico del juego contribuyen, según el estudio, a despertar el asombro infantil y a generar experiencias de bienestar que pueden ayudar a reducir el riesgo de agotamiento o burnout en jóvenes adultos. Cortesía: Nintendo.
No todos los videojuegos despiertan el asombro infantil
El estudio subraya que no todos los videojuegos producen este efecto. De hecho, los autores advierten de que el juego compulsivo o el uso del videojuego como mera huida de problemas reales puede ser contraproducente. La clave está en el diseño del videojuego y en la relación que el jugador establece con la experiencia. En este caso, la combinación de estética colorida, música optimista, reglas claras y desafíos asumibles crea un espacio psicológico restaurador.
La noción de asombro infantil es central en el trabajo y representa una aportación novedosa. Hasta ahora, la mayoría de estudios sobre videojuegos y bienestar se habían centrado en conceptos como la evasión, la regulación emocional o la satisfacción de necesidades básicas. Aquí, en cambio, se introduce una emoción más existencial: la capacidad de maravillarse ante lo simple, de encontrar placer en lo pequeño y de suspender, aunque sea momentáneamente, la desconfianza adulta.
Esa emoción, sostienen los autores, no es una reliquia de la infancia, sino un recurso psicológico valioso que puede reactivarse. Y hacerlo tiene consecuencias. El asombro amplía la atención, reduce el foco obsesivo en uno mismo y genera una sensación de conexión con el entorno. En un contexto de agotamiento, esa apertura emocional puede ser una grieta por la que entra el aire.
El valor del juego como microespacio de bienestar
El trabajo no propone los videojuegos como terapia ni como solución estructural al burnout. Los propios investigadores insisten en que jugar a Super Mario no elimina la precariedad ni reduce las cargas laborales excesivas. Pero sí puede ayudar a las personas a recuperar energía psicológica, perspectiva y motivación para afrontar mejor esas condiciones.
En ese sentido, el estudio se suma a una corriente emergente que ve ciertos entornos digitales no solo como fuentes de estrés, sino también como posibles espacios de cuidado emocional. Frente a aplicaciones invasivas o redes sociales, algunos videojuegos ofrecen experiencias cerradas, amables y autojustificadas: se juega por jugar, no para optimizar nada.
Que un fontanero bigotudo y un dinosaurio de colores puedan tener un efecto protector frente al burnout en jóvenes puede parecer trivial. Pero quizá esa sea precisamente la lección. En una cultura que glorifica el rendimiento constante, el bienestar emocional puede esconderse en lugares inesperados: en un salto bien calculado, en una melodía alegre, en una nube con ojos.
A veces, para seguir adelante, no hace falta avanzar más rápido ni más lejos. Basta con recordar cómo se salta.▪️
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Fuente: Tam W., Hou C., Eisingerich A. B. Super Mario Bros. and Yoshi Games’ Affordance of Childlike Wonder and Reduced Burnout Risk in Young Adults: In-Depth Mixed Methods Cross-Sectional Study. JMIR Serious Games (2025). DOI: 10.2196/84219

