Los genes pueden predecir el riesgo de suicidio en casos de depresión
La depresión que aparece antes de los veinticinco años tiene una huella genética propia que duplica el riesgo de intento de suicidio. Un estudio masivo de biobancos nórdicos muestra cómo ciertas variantes del ADN pueden anticipar qué pacientes necesitan vigilancia de forma prioritaria.
Por Enrique Coperías
La depresión, ese trastorno que oscurece la vida de cientos de millones de personas en todo el mundo, no es una única enfermedad. Detrás del mismo diagnóstico conviven realidades muy distintas: depresiones que estallan en la adolescencia, otras que aparecen en plena madurez, cuadros que evolucionan hacia el suicidio y otros que coexisten durante años sin degenerar en episodios graves.
Desde hace tiempo, los genetistas sospechaban que esa diversidad clínica escondía también distintas raíces biológicas. Un nuevo estudio masivo confirma esa intuición y da un paso más: la genética puede ayudar a predecir qué pacientes con depresión tienen un riesgo especialmente elevado de intentar quitarse la vida.
La investigación, publicada en la revista Nature Genetics, se apoya en una gran alianza de biobancos de los países nórdicos. En total, los autores han analizado datos genéticos y médicos de más de 150.000 personas con depresión y cerca de 363.000 controles, un volumen que permite detectar patrones imposibles de ver en estudios más pequeños. Su objetivo no era otro que comparar la depresión de inicio precoz, aquella cuyo primer diagnóstico llega antes de los veinticinco años, con la depresión de inicio tardío, que se manifiesta por primera vez a partir de los cincuenta.
🗣️ «Esperamos que la información genética pueda ayudar a los profesionales sanitarios a identificar a las personas con alto riesgo de suicidio, que pueden necesitar más apoyo y un seguimiento más estrecho», explica Lu Yi, investigadora sénior del Instituto Karolinska, en Suecia, y uno de los autores principales del estudio.
El resultado del trabajo es muy interesante, puesto que los dos tipos de depresión tienen arquitecturas genéticas parcialmente distintas, comparten menos del 60% de su base hereditaria y se relacionan de manera diferente con otros rasgos de salud. Es una constatación que rompe la idea de que la depresión es un único trastorno y abre caminos hacia una psiquiatría de precisión.
Dos depresiones, dos firmas genéticas
La depresión de inicio temprano no solo afecta antes en la vida, sino que suele ser clínicamente más grave. Se asocia con un mayor riesgo de sufrir trastornos psicóticos, intentos de suicidio y comorbilidades psiquiátricas, o sea, otros trastornos mentales que aparecen al mismo tiempo que la depresión. Es el caso de la ansiedad, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno bipolar o el abuso de sustancias.
En cambio, la depresión tardía aparece con frecuencia en paralelo a problemas cognitivos y cardiovasculares propios de la edad.
En palabras de John R. Shorter, del Departamento de Ciencia y Medio Ambiente, en la Universidad de Roskilde (Dinamarca), el estudio ha permitido identificar doce regiones genómicas asociadas específicamente a la depresión temprana y solo dos vinculadas a la tardía. Algunas de las variantes implicadas en el inicio temprano afectan a genes clave en el desarrollo cerebral, como es el caso del BPTF, el PAX5, el SDK1 y el SORCS3, que tienen funciones en la maduración de neuronas y sinapsis.
La genética tiene un peso mayor en la depresión en edad joven
No es un detalle menor: cuando los investigadores analizaron dónde y cuándo se expresan estas variantes, descubrieron que la depresión temprana está fuertemente ligada a actividad genética en el cerebro fetal, mientras que la depresión tardía apenas muestra ese patrón.
Este hallazgo refuerza una idea que ha ido ganando terreno: la vulnerabilidad a la depresión que aparece en la juventud se cablea en el cerebro mucho antes de que los primeros síntomas emergen. De ahí que la genética tenga un peso mayor en la depresión temprana —su heredabilidad por polimorfismo de un solo nucleótido o SNP ronda el 11%, casi el doble que en la depresión tardía— y, paradójicamente, que esté impulsada por un menor número de variantes, lo que podría facilitar futuras intervenciones farmacológicas específicas.
Recordemos que los SNP son pequeños cambios en una sola letra del ADN que varían entre personas. Se trata de la forma más común de variación genética y ayudan a explicar por qué diferimos en rasgos, riesgos de enfermedades o respuesta a tratamientos.
Riesgo genético y salud mental: el suicidio, en el centro
Uno de los descubrimientos más llamativos del trabajo es la relación entre la depresión temprana y el riesgo genético de suicidio. Aunque se sabía que la depresión es el principal factor de riesgo para las autolesiones, hasta ahora no estaba claro si la genética podía distinguir qué personas están en mayor peligro de intentar quitarse la vida. Los autores muestran que sí.
Mediante cálculos de riesgo poligénico —una especie de puntuación genética que resume miles de variantes—, comprobaron que quienes se sitúan en el 10% superior de riesgo genético para depresión temprana tienen el doble de probabilidad de intentar suicidarse en comparación con quienes están en el 10% inferior. Esta diferencia se mantuvo incluso cuando se analizó la evolución de los pacientes a lo largo de una década desde su primer diagnóstico.
🗣️ En palabras de Yi, «mostramos que la depresión de inicio temprano tiene en parte causas genéticas diferentes de la depresión que afecta a personas de más edad y que el riesgo de intentos de suicidio está aumentad».
En números absolutos, la distancia es significativa: la incidencia de intento de suicidio a diez años es del 12% en el grupo con menor riesgo genético, del 20% en el grupo intermedio y del 26% en el grupo con riesgo genético más alto. Además, las personas con puntuaciones genéticas elevadas mostraban más pensamientos suicidas en cuestionarios específicos, reforzando la solidez del hallazgo.
El trabajo apunta a que la depresión temprana no solo está más relacionada genéticamente con el suicidio que la tardía, sino que también parece tener un efecto causal sobre las probabilidades de intentarlo, según los análisis de aleatorización mendeliana. Estos usan variantes genéticas como experimentos naturales para averiguar si una cosa causa realmente otra, o sea, que sirven para distinguir correlación de causalidad usando genética.
Comorbilidades y vínculos inesperados
Yi y sus colegas decidieron ampliar el análisis genético para examinar cómo se relacionan los dos tipos de depresión con otros rasgos de salud. Las diferencias vuelven a ser notables.
La depresión en las primeras etapas de la vida muestra fuertes vínculos genéticos con trastornos como el TDAH, el autismo, la esquizofrenia y el trastorno bipolar, así como con experiencias traumáticas vividas en la infancia. También se relaciona con factores metabólicos, como el índice de masa corporal y con la mortalidad general.
Por su parte, la depresión en edades más avanzadas está más ligada a problemas cardiovasculares y a cierta vulnerabilidad cognitiva, y presenta una relación genética más marcada con el bajo nivel educativo, que en su caso aparece como un posible factor causal.
La exploración de los historiales clínicos de los pacientes refuerza este retrato. Las personas con mayor riesgo genético de depresión temprana atesoran más diagnósticos de trastornos de conducta, esquizotipia —un patrón de rasgos de personalidad que incluye ideas extrañas, pensamiento mágico y dificultades sociales, y que se sitúa entre la normalidad y la esquizofrenia— y autolesiones. Por su parte, la depresión tardía muestra asociaciones más claras con el consumo de sedantes, hipnóticos y con el trastorno obsesivo-compulsivo.
Un mapa genético oculto en nuestro ADN podría anticipar qué personas con depresión están en mayor peligro de atentar contra su vida. La mayor investigación realizada sobre el tema rompe la idea de que todas las depresiones son iguales. Cortesía: National Cancer Institute
Hacia una psiquiatría de precisión
Los autores del estudio subrayan que no estamos ante una herramienta clínica lista para aplicarse mañana mismo en las consultas o las urgencias. Pero sí ante una prueba de concepto robusta: la genética, cuando se combina con datos clínicos a gran escala, puede ayudar a identificar qué pacientes corren más peligro y ofrecer intervenciones personalizadas.
🗣️ Como resume Yi, «este es un paso importante hacia la medicina de precisión en psiquiatría, donde el tratamiento y las medidas preventivas se adaptan a cada individuo».
En el caso de la depresión temprana, detectar a los adolescentes o jóvenes con mayor riesgo biológico de suicidio podría cambiar radicalmente las estrategias de prevención. La adolescencia es, según recuerdan los investigadores, el periodo en el que más intentos de suicidio se registran, y al mismo tiempo la etapa en la que aparece con mayor frecuencia la depresión temprana. Sin ir más lejos, los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) señalan que en 2024 se registraron 76 suicidios entre jóvenes de quince a diecinueve años en España, trece más que en el años anterior.
La depresión no es un único enemigo
Este trabajo también muestra el poder de los biobancos y los registros clínicos nacionales. Países como Finlandia, Estonia, Noruega, Dinamarca y Suecia conservan décadas de historiales sanitarios enlazados con datos genéticos, lo que permite realizar estudios que serían inviables en la mayoría de sistemas de salud.
A más largo plazo, esta estrategia, esto es, centrarse no en la depresión como una única entidad, sino en subtipos clínicos definidos, podría transformar la manera en la que se investiga y se trata el trastorno. Otras dimensiones, como los síntomas psicóticos, la cronicidad y la discapacidad funcional, podrían tener también firmas genéticas distintas.
El mensaje de fondo es claro: la depresión no es un único enemigo. Y entender sus distintas raíces, desde el cerebro fetal hasta las experiencias vitales, puede ser esencial para mejorar la vida de quienes la padecen. La genética no ofrece respuestas completas, pero empieza a señalar caminos que hace una década caían en el terreno de la ciencia ficción. ▪️
Información facilitada por el Instituto Karolinska
Fuente: Shorter, J. R., Pasman, J. A., Kurvits, S. et al. Genome-wide association analyses identify distinct genetic architectures for early-onset and late-onset depression. Nature Genetics (2025). DOI: https://doi.org/10.1038/s41588-025-02396-8
Si estás pasando por un momento difícil, tienes pensamientos suicidas o temes por la seguridad de alguien cercano, pide ayuda cuanto antes. Hablar con otra persona puede marcar una diferencia.

