Tuitear de noche puede afectar al bienestar mental, según un estudio de la Universidad de Bristol
El uso nocturno de redes sociales, como Twitter (X), TikTok e Instagram, altera de forma negativa nuestro bienestar psicológico, advierte una investigación publicada en la revista científica Scientific Reports.
Por Enrique Coperías
Publicar en Twitter (X) durante la noche se asocia con menor bienestar mental y emocional. Un estudio de la Universidad de Bristol concluye que las personas que tuitean entre las once de la noche y las cinco de la mañana presentan niveles más bajos de satisfacción vital y bienestar psicológico. Foto: Jetan Sumila
¿Podría el simple hecho de tuitear de madrugada ser una señal —o incluso una causa— de padecer una peor salud mental? Esa es la pregunta que ha guiado un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, que han encontrado una relación estadísticamente significativa entre la hora a la que una persona publica en la red social X (Twitter) y su bienestar psicológico.
Los resultados, publicados en la revista Scientific Reports, se basan en el seguimiento de 310 adultos británicos cuyas cuentas en X fueron analizadas y vinculadas con cuestionarios de salud mental. Quienes tendían a tuitear entre las once de la noche y las cinco de la mañana mostraban, de promedio, un bienestar mental notablemente más bajo que quienes concentraban su actividad durante el día.
La magnitud del efecto, aunque modesta, no es trivial: la hora promedio de actividad en la red explicó casi un 2% de la variación en bienestar mental entre los participantes, una cifra comparable al impacto de factores de riesgo como el consumo abusivo de alcohol o la falta de ejercicio físico, según los propios autores.
«Publicar tuits durante toda la noche explicó casi un 2 % de la variación en el bienestar mental de los participantes, una cifra comparable al efecto de actividades como el consumo excesivo de alcohol o de marihuana», señalan los investigadores en el comunicado de la Universidad de Bristol que acompaña al estudio.
Redes sociales, salud mental y comportamiento digital
El trabajo se enmarca en un debate global sobre la relación entre las redes sociales y la salud mental de los usuarios. Numerosos estudios previos han intentado medir los efectos de la frecuencia o duración del uso de redes sociales con resultados dispares. Algunos hallaron vínculos con síntomas depresivos o de ansiedad, mientras que otros no detectaron ningún efecto relevante.
El equipo de Bristol, liderado por el psicólogo Daniel Joinson, plantea que buena parte de esas inconsistencias proviene de mirar el indicador equivocado: el número de horas o de conexiones no refleja el modo ni el momento en que las personas interactúan en línea.
«Aunque a menudo se trata a las redes sociales como si fueran un todo homogéneo, su impacto sobre la salud mental depende de los comportamientos específicos que realiza el usuario y de las experiencias que vive en esas plataformas. Nuestro trabajo pone de relieve el posible daño de un comportamiento muy concreto: publicar contenido durante la noche», explica Joinson.
Por ello, en lugar de medir la frecuencia, el estudio se centró en el momento del día. Con ayuda de herramientas diseñadas para la investigación epidemiológica —el sistema Epicosm y la base de datos del amplio estudio longitudinal ALSPAC— los investigadores descargaron más de 1,4 millones de tuits de 623 participantes. Después, seleccionaron los casos que cumplían dos condiciones: haber respondido a los cuestionarios de salud mental y haber publicado al menos un tuit en las dos semanas anteriores.
Así quedó conformada la muestra de 310 personas, que generaron un total de 18.288 tuits. Los mensajes se analizaron únicamente en función de la hora de publicación, sin examinar su contenido. Con un método estadístico circular, capaz de reflejar que las 23:55 y las 00:05 son horas cercanas, no opuestas, el equipo calculó para cada participante la hora media de actividad.
Aunque a menudo se trata a las redes sociales como si fueran un todo homogéneo, su impacto sobre la salud mental depende de los comportamientos específicos del usuario y de las experiencias que vive en esas plataforma, según Daniel Joinson, uno de los autores del trabajo. Foto de Cottonbro Studio
Menor bienestar entre los usuarios noctámbulos
El bienestar psicológico se evaluó mediante la Warwick–Edinburgh Mental Wellbeing Scale (WEMWBS), una herramienta ampliamente utilizada que mide aspectos positivos como la satisfacción vital o el sentido de propósito.
Los resultados fueron claros: quienes tuiteaban de noche obtuvieron puntuaciones significativamente más bajas de bienestar, con una diferencia media de entre cuatro y ocho puntos respecto a los usuarios diurnos. En términos clínicos, los autores consideran que una variación de más de tres puntos ya resulta «significativa y relevante», por lo que el hallazgo sugiere un efecto real sobre el estado anímico.
En cambio, las asociaciones con síntomas de depresión (medidos con el cuestionario SMFQ) y ansiedad (GAD-7) fueron más débiles. Aunque los modelos estadísticos detectaron relación, las diferencias observadas —de uno o dos puntos en las escalas— no alcanzaban umbrales clínicos. En otras palabras, tuitear a altas horas no parece generar por sí solo depresión o ansiedad, pero sí correlaciona con un menor bienestar general.
«El tuit nocturno mostró una relación más débil con los síntomas de depresión y ansiedad —en comparación con el bienestar mental general—, aunque esta relación se intensificó al analizar los resultados por edad y sexo», puntualizan los autores.
Los investigadores también comprobaron que el vínculo se mantenía tras controlar por variables como la edad y el sexo, e incluso se reforzaba al analizar los datos por grupos. En las mujeres, la relación entre horario nocturno y síntomas depresivos era más marcada; entre los participantes de mayor edad, el efecto era más evidente sobre la ansiedad.
Dormir poco y tuitear mucho: un círculo que afecta al bienestar
El estudio no puede demostrar causalidad, esto es, no aclara si tuitear de noche conduce a un peor bienestar o si las personas con menor bienestar tienden a usar más las redes nocturnas, pero los autores apuntan a un posible mecanismo: la alteración del sueño.
«Los investigadores sugieren que el uso activo deX durante la noche podría tanto interrumpir como retrasar el sueño, reduciendo en cualquier caso su calidad y cantidad. Esro afectaría de forma negativa al bienestar mental», resumen los autores.
Publicar o leer mensajes a medianoche implica, a menudo, dormir menos o peor. La exposición a la luz azul de las pantallas inhibe la secreción de melatonina y retrasa el inicio del sueño. Además, el tipo de actividad —escribir, discutir, recibir notificaciones— activa cognitivamente al usuario justo cuando el cerebro debería relajarse. Numerosas investigaciones han mostrado que dormir mal o poco deteriora el estado de ánimo y la capacidad cognitiva, y aumenta el riesgo de ansiedad y depresión.
Un efecto comparable al de otros hábitos de salud
Para calibrar la importancia del hallazgo, los autores compararon su magnitud con la de otros comportamientos de salud analizados en grandes cohortes de población. El porcentaje de bienestar explicado por la hora de tuitear (1,9%) es similar al que en otros estudios se atribuye a variables como la cantidad de sueño (1,3%), el consumo de frutas y verduras (2%) o incluso el tabaco (1,1%).
En estudios sobre adolescentes estadounidenses, los efectos de hábitos como el consumo de alcohol o cannabis rondaban cifras parecidas.
«Puede parecer un porcentaje pequeño, pero en salud pública los factores que explican un dos por ciento del bienestar de la población son muy relevantes, especialmente si afectan a millones de personas cada día», explica Joinson.
En un mundo donde miles de millones de usuarios acceden a redes sociales a cualquier hora, un efecto leve pero generalizado puede tener consecuencias sociales amplias.
Regulación y prevención: hacia un uso saludable de las redes sociales
El trabajo sugiere que reducir la actividad nocturna en redes sociales podría ser una estrategia útil para promover la salud mental. Algunas plataformas podrían ofrecer opciones para bloquear el acceso nocturno, limitar la publicación de mensajes o mostrar avisos sobre los riesgos del desvelo digital. Los autores recuerdan que «los resultados del estudio respaldan la necesidad de una mayor regulación y orientación sobre el uso nocturno de las redes sociales».
La relación entre sueño y redes sociales preocupa cada vez más a autoridades sanitarias y legisladores. China, por ejemplo, ha propuesto limitar el uso de redes entre las diez de la noche y las seis de la mañana en menores de edad, y TikTok ya aplica desde 2023 una función llamada Wind Down (desconexión) que sustituye el contenido habitual por música relajante a partir de esa hora. El Gobierno británico estudia medidas similares.
Los investigadores afirman que «las medidas aplicadas desde arriba —como las funciones que modifican el diseño de las aplicaciones, al estilo de TikTok con el modo Wind Down, junto con campañas educativas para concienciar a los grupos más vulnerables, podrían ayudar a mejorar la seguridad en el uso de las redes sociales».
Joinson añade que «investigaciones como la nuestra podrían ayudar a diseñar intervenciones o leyes que desincentiven los usos perjudiciales de las redes sociales, al tiempo que promuevan los comportamientos o experiencias beneficiosas. Esto es posible gracias al acceso a datos reales de redes sociales, algo esencial si queremos comprender en profundidad la relación entre el uso de las plataformas y la salud mental».
Publicar o leer mensajes a medianoche suele traducirse en menos horas y peor calidad de sueño. La luz azul de las pantallas inhibe la melatonina y retrasa el inicio del descanso, advierten los autores del estudio de la Universidad de Bristol. Foto de Kampus Production
Limitaciones del estudio y contexto social
El estudio tiene también sus puntos débiles. Así es, los participantes pertenecen a un grupo específico —adultos blancos británicos, en su mayoría mujeres—, por lo que los resultados no son extrapolables a toda la población o a otras culturas. Además, los datos se recogieron durante la pandemia de la covid-19, un periodo en el que los niveles de ansiedad y el uso de redes sociales aumentaron significativamente. Tampoco se midieron variables de sueño, por lo que no se pudo evaluar directamente si dormir peor mediaba la relación.
Aun así, el trabajo destaca por su rigor metodológico. Es uno de los primeros en usar datos reales de Twitter vinculados con medidas clínicas validadas de salud mental, en lugar de basarse en autoinformes sobre tiempo de pantalla, a menudo inexactos.
Además, trata el bienestar mental como un continuo, no como una condición binaria (sano/enfermo), lo que permite detectar variaciones más finas.
Una nueva mirada al bienestar digital
El estudio de la Universidad de Bristol abre una línea de investigación sobre bienestar digital, higiene del sueño y uso responsable de las redes sociales.
Su mensaje es claro: no solo importa cuánto tiempo pasamos conectados, sino cuándo.
En una era de conectividad 24/7, el descanso se ha convertido en un acto de resistencia. Tal vez la próxima vez que sientas la tentación de publicar un tuit a las dos de la madrugada o pasar el dedo por Instagram o TikTok recuerdes que el bienestar mental también se cultiva desconectando.
Apagar el móvil, más que un gesto, puede ser un auténtico acto de autocuidado digital.
Información facilitada por la Universidad de Bristol
Fuente: Joinson, D., Haworth, C. M. A., Simpson, E. et al. Active night-time tweeting is associated with meaningfully lower mental wellbeing in a UK birth cohort study. Scientific Reports (2025). DOI: https://doi.org/10.1038/s41598-025-14745-y